tag:blogger.com,1999:blog-87374275433119879462024-03-05T19:29:58.334-08:00Escritos TeológicosWeb Católica sobre posesión y exorcismo. www.fortea.usJosé Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comBlogger19125tag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-5968228079295521092011-04-26T22:00:00.000-07:002011-04-27T14:09:05.945-07:00El mundo angélico y demoniaco<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a></div><div style="text-align: justify;">Conocemos del mundo angélico lo que conocería un topo del mundo humano al sentir las trepidaciones y ruidos de los humanos. Nos parece que lo material es variado y colorido, puede ser rugoso, suave, deslumbrante, húmedo o gelatinoso, frío como el acero o ardiente como la lava, lleno de olores y matices diversificados en un sinfín de sensaciones. En definitiva, el mundo material nos parece variado y cambiante. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Sin embargo, el mundo angélico nos parece muy reducido, vaporoso y monocolor. Algo que roza el aburrimiento. Pero el mundo de los espíritus es variadísimo, a veces pueden luchar los espíritus entre ellos, algunos están encadenados, otros tienen como misión recorrer la tierra, fijémonos sólo en los misterios que se esconden en el versículo del libro de Daniel (Dan 7,10) en el que se nos da a entender que unos ángeles se dedican a servirle y a otros les ha dedicado a otras funciones. ¿Cuál es ese servicio?,¿en qué consiste? ¿Por qué aunque todos ven su faz, se da a entender que unos están ante la presencia de Dios y otros no? Y esto es solo un versículo.</div><div></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Para vislumbrar algo del encanto y grandeza de ese mundo desconocido pero real, pensemos que los distintos nombres de los coros angélicos designan algo parecido a lo que las grandes especies de los animales. Imaginemos por un momento las diferencias que existen en el mundo material entre mamíferos, aves, peces e insectos. Pues la diferencia que existe dentro de un mismo coro angélico es mayor que la que pueda haber entre un delfín y una ballena, o entre una ardilla y un ciervo, pues las diferencias entre las esencias angélicas son mucho mayores que entre las esencias materiales.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
Y sin embargo, a pesar de tener unas ideas tan pobres sobre el mundo angélico, qué interés suscita el tema demoníaco.</div><div style="text-align: justify;"><br />
Ya el poeta Ovidio dijo:<br />
<b>NITIMVR IN VETITVM SEMPER CUPIMVSQVE NEGATA </b><br />
(siempre nos esforzamos por lo prohibido y deseamos ardientemente las cosas negadas)</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El hombre tiende a preferir conocer lo bello y bueno, pero por alguna razón también siente una innata inclinación por conocer lo deforme y lo sórdido. Esta inclinación no es mala, el conocimiento tiende a extenderse sobre todos los campos y materias. Cuanto más desconocido y fuera de lo normal es algo, más se apetece su conocimiento, porque de su aprehensión intelectual nace esa fugaz y espiritualmente placentera sensación que es la sorpresa.</div><div style="text-align: justify;"><br />
Las catedrales góticas tratan de llevar a los hombres a Dios a través de la belleza. Pero es parte integrante de esa belleza el que en ese inmenso conjunto arquitectónico tenga su pequeña parte la representación del demonio. Sea en un pequeño capitel, sea en una gárgola, sea en la parte inferior del tímpano, allí se esconden las imágenes de una caterva de pequeños demonios. )Por qué?, pues porque el demonio también tiene una participación de la belleza. El demonio es feo, no me refiero a su cuerpo, que no posee, sino a su ser personal deformado. El demonio tiene un ser, y todo ser es una participación del bien y la belleza. El demonio conserva su naturaleza angélica y ella es hermosa, e incluso en lo que con su pecado ha deformado de su ser podemos encontrar una belleza especial e inferior, pero belleza. </div><div style="text-align: justify;"><br />
Pongo un ejemplo: si atravesamos despreocupados y alegres un prado de flores y mariposas y de pronto nos topamos con el cadáver de un perro que es ya carroña maloliente, sin ningún género de dudas retrocederemos, nos taparemos las narices y pensaremos que es algo sencillamente vomitivo. Ese objeto no es bello, sin embargo, si pudiéramos prescindir del olor, si nos fuese posible introducirnos con una cámara de televisión por los tejidos putrefactos de ese cuerpo y observar científicamente con todo lujo de detalles la obra constante de los gusanos, su conducta, su reproducción, y a un nivel inferior la acción de los microbios, su metabolismo, sus distintos tipos y clases, y observar tantas especies y subespecies de organismos y microorganismos trabajando sobre una masa a su vez cambiante a lo largo de las semanas, entonces quedaríamos fascinados por ese mundo oculto y complejísimo de procesos químicos y biológicos que es un cadáver en putrefacción. </div><div style="text-align: justify;"><br />
Ciertamente un cadáver no es algo bello, pero podemos encontrar no sólo algún aspecto bello sino, como hemos visto, un mundo fascinante. De todos los objetos que puede conocer el intelecto, el más deforme, el más sórdido es lo demoníaco. Todo lo demás, la visión de las escenas de campos de concentración nazis, el conocimiento de las crueldades de la guerra, los espantosos relatos de asesinatos y torturas, son los frutos maduros de la semilla demoníaca.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Hemos visto que incluso el demonio tiene su lugar en la catedral, como lo tiene en el cosmos el infierno. Cosmos en griego significa orden. El infierno, con hombres y demonios sufriendo por toda la eternidad, no es una pieza desencajada, no es un defecto en esa armonía universal. El mundo hubiera sido mejor sin condenados. Pero hubiera sido mejor no por lo que existe (el infierno), sino por lo que ha dejado de existir (una inmensa cantidad de bien que hubieran hecho los condenados si no se hubieran condenado, y por la gran cantidad de dolor que sufren).<br />
<br />
El infierno no afea la creación, de la misma manera que los apuntes personales de Leonardo da Vinci, en los que aparecen caras deformes y grotescas, no afean su obra pictórica. Al contrario, incluso en la existencia de esos cuadernos con caras grotescas, se nos revela la mano maestra de un genio en un modo totalmente distinto, que si no hubieran llegado hasta nosotros y no la hubiéramos conocido.<br />
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Del mismo modo hasta en el infierno podemos encontrar una belleza, especialísima eso sí, una belleza sui generis, como la admiración que produce contemplar la complejidad de procesos que se producen en un cadáver en medio de un prado de gran belleza. Además, continuando el símil del prado, considerados los condenados en sí mismos, )sería más bella una naturaleza sin moscas, sin lombrices y sin sapos?)Sería más bello el mundo animal si todo quedara reducido a ciervos, águilas, cisnes y seres de gran belleza? )Sería más bello el mundo vegetal si dejarán de existir los cardos, las zarzas y las setas venenosas?<br />
<br />
El mundo hubiera sido más bello sin infierno pues todos esos hombres reprobados y espíritus caídos hubieran sido cada uno de ellos un hermosísimo elemento más en el conjunto del Reino de los Cielos, y cada uno de ellos hubiera dejado para bien su huella en la creación. Pero el infierno añade más belleza al universo, nos da una visión distinta de Dios, la de su justicia terrible. </div><div style="text-align: justify;"><br />
Nadie debe menospreciar la obra impresionante y formidable en que brilla la terrible justicia de Dios: los demonios. No es menos admirable la mano de Dios en esta parte de su creación que es el infierno de lo que lo es en el resto del Cosmos. Dios no creó condenado a ningún ángel, pero el ángel que merecidamente fue condenado, fue enviado no fuera de la Creación, sino a un lugar que es parte de la creación. El Creador tras el pecado de sus criaturas sentenció la medida, el modo y el lugar del castigo, pero dentro de su orden.</div><div style="text-align: justify;"><br />
En cada demonio hay un fuego, el fuego de la ira del Creador. El demonio es una criatura de Dios, es la criatura rechazada de Dios. Si los hombres pecadores mientras están en el mundo pudieran ver un sólo demonio -su historia, sus pensamientos, su sufrimiento- quedarían no sólo trocados en su vida, sino admirados del poder, la justicia, el orden y la sabiduría de los designios del Señor. En cierto modo también el infierno también es una obra de arte de Dios, una obra de arte que El no hubiera nunca creado si no se hubiera visto obligado a hacerla. )No es acaso una obra de arte el tríptico de El Bosco el Jardín de las Delicias, en su parte dedicada al infierno? No es que El haya querido crear ese lugar, pero su permisión a puesto la medida, profundidad y modo en que su Justicia debía llevarse a cabo.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El demonio es admirable en todo lo que no ha perdido de lo que recibió de Dios. Sigue siendo una naturaleza angélica, es admirable por su inteligencia, por su poder, incluso por su belleza, aunque deformada. Y así Yahveh en el capítulo 40 y 41del libro de Job, se deleita en elogiar el poder y ferocidad de la más temible de las criaturas infernales, Satán. Tal elogio lo hace designándolo bajo el nombre de Leviatán y Behemot. </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La tradición patrística ha aplicado también a Satanás el oráculo del profeta Ezequiel contra el príncipe de Tiro (Ez 28, 12 y siguientes) . Es indudable que el oráculo fue referido en su época al príncipe de Tiro, el mismo profeta dice siendo tú un hombre, no obstante hay algunas referencias como montaña santa de Dios y querubín protector indican que el texto está yendo más allá de aquel a quien se dirigía de modo primario.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;">Satán es el Príncipe de este mundo, cuanto hay bajo los todos los cielos mío es (Job 41,3) llega a decir en su soberbia. Tributo le aportan las montañas (Job 40,20), es decir recibe un tributo de pecado de los hombres más importantes que más descollan (por usar el término montaña en el sentido en que lo usa San Agustín en alguno de sus sermones). Es jefe de todas las huestes infernales, APues tributo le aportan (...) todas las bestias salvajes que allí retozan" (Job 40,20), es rey sobre todas las bestias feroces (Job 41,26). Es muy interesante el versículo que dice que es la obra maestra de Dios (Job 40,19). La tradición rabínica y patrística dirá que Satanás era el espíritu de mayor importancia delante del trono de Dios.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Puede parecer un contrasentido pero incluso el mal obrar de los demonios da gloria a Dios, porque su mal obrar es un elemento más de la historia de la creación. Así como una batalla entre las perfectamente alineadas legiones romanas y las entrenadas falanges griegas es un espectáculo bello en el aspecto estético. Mucho mejor que nunca se hubiera dado tal batalla, pues toda batalla es un hecho horroroso, pero al mismo tiempo que horroroso, estéticamente en algún aspecto puede ser bello. La acción de los demonios es objetivamente mala y despreciable, sin embargo, forma parte de la bellísima sinfonía que es la historia de la creación.<br />
<br />
El inmenso conjunto de los ángeles se dice que está ordenado en coros porque su obrar es una formidable canción a la gloria de Dios. Las catervas demoníacas no pueden impedir que de ellas mismas emane una sinfonía poderosísima a la gloria de Dios. De los ángeles se dice que cantan porque glorifican a Dios con su voluntad. De los demonios no diríamos que cantan. Diríamos (y es sólo una comparación) que la música que de ellos emana es instrumental. Porque contra su propia voluntad emanan armonía dentro del conjunto de la Creación. Eso es algo que hiere profundamente a los demonios, saber que su mismo obrar malvado forma parte de ese inmenso orden que es el conjunto de las obras creadas por Dios, saber que todos sus esfuerzos en la Historia por hacer lo contrario de lo que Dios quiere son parte integrante de los planes de Dios. Y así el salmo104, 26 dice Leviatán que formaste para jugar con él.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Muchos han quedado un poco sorprendidos de que en la parábola del administrador infiel (Luc 16,1-8) Jesús dice que el amo (símbolo de Dios) elogió la astucia del administrador. Y eso que la obra era objetiva e intrínsecamente mala (robo con engaño). Del mismo modo, alguno puede quedar escandalizado del elogio que el Creador hace de Leviatán, pero eso se debe a desconocer qué es el mal, cual es la naturaleza metafísica de eso que denominamos como mal. Para conocer qué es el mal es necesario saber qué es el ser. <br />
<br />
El mal no es propiamente una cosa, un ente, sino algo que tiene su razón de ser en el bien, al que se opone como privación. El mal es real, pero no es una cosa, sino algo que existe en un sujeto: es la ausencia, privación o corrupción del bien; para ser, el mal necesita radicar en un sujeto, tiene su fundamento en el bien y en el ser; no es cognoscible en sí. Angel Luis González, Teología natural, cap. III, 1 </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Cabe un gran mal unido a un gran bien, un gran mal moral unido a una grandiosa naturaleza angélica. El Diablo puede ser reprobable en cuanto a su maldad, pero puede ser elogiado por su poder, por su inteligencia que radica en su naturaleza, e incluso por el poder e inteligencia que ha desplegado en sus malas obras. Admirar lo que él tiene recibido de Dios es admirar a Dios. <br />
<br />
Pongo varios ejemplos: Admirar el inteligentísimo plan de un ladrón para llevar a cabo un robo, no es malo. Una cosa es la valoración moral del robo, y otra la inteligencia desplegada en el plan. De la misma manera una cosa es admirar la impresión de fuerza y orden de los desfiles nazis en la Alemania de Hitler, y otra cosa muy distinta es la maldad del nazismo.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero en fin, todo lo dicho no quita ni un ápice de la maldad de los demonios y de la valoración que tenemos de ellos. Cualquiera se quedaría sobrecogido si conociera hasta qué abismos de odio puede llegar la iniquidad de ellos. De la profundidad de la maldad de los demonios nos podemos hacer un esbozo de idea al conocer las tentaciones que ejercen. (Cuánta maldad pueden albergar para llegar a extremos tales como incitar a algunos hombres a que torturen a indefensos niños durante horas antes de matarlos! (Qué frialdad se puede tener para tentar con escrúpulos por meses a personas piadosas hundiéndolas en el límite de la desesperación! Ellos tientan al odio, a la pelea que acabe en mutilación, ellos colaboraron (con la tentación) al auge del nazismo con todas sus consecuencias, desean para nosotros la muerte, la desesperanza, el terror, el sufrimiento. Lo desean con toda frialdad, no existe en ellos el atenuante de ser arrastrados por un momento de pasión. Es el mal con toda frialdad, con toda premeditación. Es el mal sin la más ligera sombra de arrepentimiento.</div><div style="text-align: justify;"><br />
Si de todo el cosmos hubiera que elegir algo que mereciera el calificativo de odioso, no dudo que la gente -si los conociera- elegiría a los demonios. Mas ni siquiera los demonios son odiosos. Sólo es odioso el pecado, los demonios sólo nos deben merecer pena y compasión. Es decir, pena por el pecado que cometieron, y compasión en el sentido de tratar de imaginar y hacernos idea del padecimiento que sufren, y ante la comprensión de ese abismo de padecimiento venerar sobrecogidos los justos designios de Dios.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Acabo con el oráculo del profeta Ezequiel que la tradición de los Santos Padres ha referido a Satanás:</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: center;">Tu eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabada belleza; <br />
en el Edén, jardín espléndido, habitabas;<br />
toda suerte de piedras preciosas eran tu vestido (...)<br />
Tú eras un querubín consagrado como protector,<br />
Yo te había establecido tal;<br />
estabas en la montaña santa de Dios<br />
y te paseabas en medio de piedras de fuego, <br />
hasta que se descubrió en ti la iniquidad. (...)<br />
Se engrió tu corazón por tu belleza,<br />
echaste a perder tu sabiduría por tu esplendor. (...)<br />
He hecho brotar un fuego de en medio de ti, que te ha devorado</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">Ez 28, 12 y siguientes</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-32911135829593895132011-04-26T21:56:00.000-07:002011-04-26T21:56:09.935-07:00Mención de la Virgen María en un exorcismo<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>En la instrucción de la beatificación de San Francisco de Sales, declaró como testigo una de las religiosas que le conoció en el primer monasterio de la Visitación de Annecy. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Refirió que en una ocasión llevaron ante el obispo de Ginebra (Monseñor Carlos Augusto de Sales, sobrino y sucesor de San Francisco en la sede episcopal) a un hombre joven que, desde hacía cinco años, estaba poseído por el demonio, con el fin de practicarle un exorcismo. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Los interrogatorios al poseso se hicieron junto a los restos mortales de San Francisco. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Durante una de las sesiones, el demonio exclamó lleno de furia: "¿Por qué he de salir?". Estaba presente una religiosa de las Madres de la Visitación, que al oírle, asustada quizá por el furor demoníaco de la exclamación, invocó a la Virgen: "¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros...". Al oír esas palabras -prosiguió la monja en su declaración- el demonio gritó más fuerte: "¡María, María! ¡Para mí no hay María! ¡No pronunciéis ese nombre, que me hace estremecer! ¡Si hubiera una María para mí, como la que hay para vosotros, yo no sería lo que soy! Pero para mí no hay María". </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Sobrecogidos por la escena, algunos de los que estaban presentes rompieron a llorar. El demonio continuó: "¡Si yo tuviese un instante de los muchos que vosotros perdéis…! ¡Un solo instante y una María, y yo no sería un demonio!". (Tomado de Federico Suárez, "La pasión de Nuestro Señor Jesucristo", pág. 219-221).</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-38517549407382166072011-04-26T21:51:00.000-07:002011-04-26T21:53:43.783-07:00Mentalidad científica & religiosa<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>Es una característica de las mentalidades precientíficas el achacar a fuerzas mágicas los hechos que se derivan de causas naturales. Digo que es una característica, y quizá debería decir que es la característica de la mentalidad precientífica. La característica por antonomasia, la característica que define ese tipo de mentalidad. De todas maneras, tan ilógico es que el necio se aferre a sus esquemas mágicos, como que el hombre de ciencia se aferre a un esquema materialista para explicar fenómenos que son evidentemente de una naturaleza que va más allá de las causas materiales.</div><div style="text-align: justify;"><br />
Si el espíritu existe, es invisible. La afirmación tan manida de que yo no he visto nunca el espíritu, luego no existe es una afirmación autocontradictoria. Si algunas personas creemos en la existencia de eso que ya los griegos denominaron pneuma y los latinos spiritus es porque afirmamos que la existencia de esa res spiritalis explicaría mejor algunos fenómenos que observamos en nuestro mundo sensible. En algunos casos, con su existencia esos fenómenos se explicarían mejor, y en otros casos es que no hay otra posibilidad racional a esos fenómenos que la aceptación de la existencia de esos entes inmateriales. Es evidente que hay fenómenos milagrosos, paranormales, preternaturales y demoníacos en nuestro cosmos material. El que afirma tajantemente que ese tipo de hechos no se dan nunca es que todavía no ha salido de la habitación encerrada de sus esquemas mentales. Ante ese tipo de personas, sólo cabe decirles que los esquemas absolutamente y cerradamente materialistas tuvieron su máxima aceptación entre la comunidad científica desde el siglo XIX hasta la caída de los esquemas marxistas en los años 80 del siglo XX. Desde aquel cénit del materialismo, la comunidad científica ha ido abriéndose más y más a la posibilidad de que nuestro mundo albergue más cosas que aquellas que nuestros cinco sentidos codifican para enviarlas al cerebro a través de los nervios.</div><div style="text-align: justify;"><br />
Realizar la labor de discernir los casos de verdadera y falsa posesión, conlleva entrar en contacto con tantas manifestaciones preternaturales en la vida de personas cuerdas, de alto nivel cultural y de gran estabilidad psicológica y, además, en muchos casos corroborados por varios testigos. Unos fenómenos y pautas que se repiten en todos los lugares de la tierra, sin que los protagonistas tengan conocimiento de otros casos acaecidos en otros lugares. Entonces, todo esto conduce al escéptico a sospechar que, efectivamente, en este universo puede haber algo más que materia. Finalmente, pienso que la visión de un exorcismo es la guinda final que llevaría a muchos a considerar seriamente si la fe católica es algo más que otra opinable concepción sobre el mundo. </div><br />
<div style="text-align: justify;">Frente a los escépticos de la existencia del espíritu me gustaría decir que todos los que nos dedicamos a la labor de discernir casos de veradera y falsa posesión en las diócesis del mundo, quisiera hacer protesta de que nuestro interés no es otro que la búsqueda de la verdad, y no el defender ningún postulado preconcebido. La verdad, sea cual sea, nos lleve a donde nos lleve. No somos crédulos, al hacer este trabajo tratamos de tener una mentalidad científica. Tratamos de analizar todas las posibilidades, de desconfiar de lo que se nos ha dicho, y de desconfiar ante todo de nuestros propios prejuicios. Desear creer algo nos induce a creerlo. Es una invitación a creerlo, invitación resistible, pero invitación. Desde luego, esa invitación en mí no existe, yo no deseé creer en la existencia de los demonios y las posesiones. Un mundo en el que la fenomenología demoniaca se pudiera explicar por patologías psicológicas o por energías desconocidas de la mente sería preferible a un mundo en el que el mal es algo más que un concepto abstracto o el mero resultado de la actividad libre de los hombres.Hasta que entré a estudiar Teología, el demonio me sonaba a algo así como a cuento de hadas. A algunos les parece que el materialista ateo es más científico que el creyente al estudiar estos temas, pero yo no soy culpable de la verdad. Quizá el mayor obstáculo con que los teólogos se encuentran a la hora de opinar acerca de la existencia de los seres demoníacos es la iconografía popular acerca de estos entes. La memoria subconsciente cargada de imágenes nos juega malas pasadas. No hay obstáculo en creer en el Dios invisible de Abraham, Isaac y Jacob.</div><br />
Pero ¿quién va a creer en un geniecillo rojo, con cuernos?José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-8932303605544384512011-04-26T21:40:00.000-07:002011-04-26T21:44:46.844-07:00El exorcismo, cardenal Medina Estévez, prefecto de la Congregación para el culto divino y los sacramentos<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a><i><b>EL NUEVO RITO DE LOS EXORCISMOS</b></i></div><div style="text-align: center;"><br />
Presentación oficial del cardenal Medina Estévez,<br />
prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos<br />
en la sala de Prensa de la Santa Sede</div><div></div><div style="text-align: center;"> Martes 26 de enero de 1999</div><div style="text-align: justify;"><br />
Para poder entender qué es el exorcismo, se debe partir de Jesús y de su misma praxis. Jesucristo vino al mundo y a los hombres para anunciar e inaugurar el reino de Dios. Los hombres poseen una innata capacidad para recibir a Dios en su corazón (cf. Rm 5, 5). Sin embargo, esta capacidad para acoger a Dios es ofuscada por el pecado, y en algunas ocasiones el mal ocupa en el hombre el puesto que sólo le corresponde a Dios. Por ello, Jesucristo vino a liberar al hombre del mal y del pecado, y también de todas las formas de dominación del maligno, es decir, del diablo y de sus espíritus malignos, llamados demonios, que quieren pervertir el sentido de la vida del hombre. Por esta razón, Jesucristo expulsaba los demonios y liberaba a los hombres de la posesión de los espíritus malignos, para hallar cabida en el corazón del hombre y darle la posibilidad de conseguir la libertad ante Dios, que quiere darle su Espíritu Santo, para que se convierta en su templo vivo (cf. 1 Co 6, 19; 1 P 2, 5) y dirija sus pasos hacia el camino de la paz y de la salvación (cf. Rm 8, 1-17; 1 Co 12, 1-11; Ga 5, 16-26). </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La Iglesia está llamada a seguir a Jesucristo y ha recibido, de Cristo mismo, el poder de continuar, en su nombre, su misión. De aquí que la acción de Cristo para liberar al hombre del mal se ejercita a través del servicio de la Iglesia y de sus ministros ordenados, delegados por el obispo para cumplir los ritos sagrados dirigidos a librar a los hombres de la posesión del maligno. </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El exorcismo constituye una antigua y particular forma de oración que la Iglesia emplea contra el poder del diablo. He aquí cómo explica el Catecismo de la Iglesia católica en qué consiste el exorcismo y cómo se lleva a cabo: "Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra la influencia del maligno y substraído a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf. Mc 1, 25 ss); de él deriva a la Iglesia el poder y la tarea de exorcizar (cf. Mc 3, 15; 6, 7. 13; 16, 17). De una manera simple, el exorcismo se practica durante la celebración del bautismo. El exorcismo solemne, llamado "gran exorcismo", puede ser practicado sólo por un presbítero y con el permiso del obispo. En esta materia es necesario proceder con prudencia, observando rigurosamente las normas establecidas por la Iglesia. El exorcismo tiene como objeto expulsar a los demonios o liberar de la influencia demoníaca, mediante la autoridad que Jesús ha dado a su Iglesia. Muy diferente es el caso de enfermedades, sobre todo psíquicas, cuya curación pertenece al campo de la ciencia médica. Es importante, por lo tanto, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, que se trate de una presencia del maligno y no de una enfermedad (cf. Código de derecho canónico, c. 1172)" (Catecismo de la Iglesia católica, n. 1673). </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La sagrada Escritura nos enseña que los espíritus malignos, enemigos de Dios y del hombre, realizan su acción de modos diversos; entre éstos se señala la obsesión diabólica, llamada también posesión diabólica. Sin embargo, la obsesión diabólica no constituye la manera más frecuente como el espíritu de las tinieblas ejerce su influjo. La obsesión tiene características de espectacularidad; en ella el demonio se apropia, en cierto modo, de las fuerzas y de la actividad física de la persona que sufre la posesión. No obstante esto, el demonio no puede adueñarse de la libre voluntad del sujeto, lo que impide el compromiso de la libre voluntad del poseído, hasta el punto de hacerlo pecar. Sin embargo, la violencia física que el diablo ejerce sobre el obseso constituye un incentivo al pecado, que es lo que él quisiera obtener. El ritual del exorcismo señala diversos criterios e indicios que permiten llegar, con prudente certeza, a la convicción de que se está ante una posesión diabólica. Es solamente entonces cuando el exorcista autorizado puede realizar el solemne rito del exorcismo. Entre estos criterios indicados se encuentran: el hablar con muchas palabras de lenguas desconocidas o entenderlas; desvelar cosas escondidas o distantes; demostrar fuerzas superiores a la propia condición física, y todo ello juntamente con una aversión vehemente hacia Dios, la santísima Virgen, los santos, la cruz y las sagradas imágenes. </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Se subraya que para llevar a cabo el exorcismo es necesaria la autorización del obispo diocesano. Autorización que puede ser concedida para un caso específico o de un modo general y permanente al sacerdote que ejerce en la diócesis el ministerio de exorcista.El Ritual romano contenía, en un capítulo especial, las indicaciones y el texto litúrgico de los exorcismos. Este capítulo era el último, y había quedado sin ser revisado después del concilio Vaticano II. La redacción final del Rito de los exorcismos ha requerido muchos estudios, revisiones, renovaciones y modificaciones, consultas a las diversas Conferencias episcopales; todo ello analizado por parte de una Asamblea ordinaria de la Congregación para el culto divino. El trabajo ha costado diez años de esfuerzos, dando como resultado el texto actual, aprobado por el Sumo Pontífice, que hoy se hace público y se pone a disposición de los pastores y de los fieles de la Iglesia. Resta, no obstante, un trabajo que incumbe a las respectivas Conferencias episcopales: la traducción de este Ritual a las lenguas habladas en sus respectivos territorios. Estas traducciones deben ser exactas y fieles al original latino, y deben ser sometidas, según la norma canónica, a la recognitio de la Congregación para el culto divino.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En el Ritual que hoy presentamos se encuentra, sobre todo, el rito del exorcismo propiamente dicho, que debe realizarse sobre la persona obsesa. Siguen las oraciones que debe decir públicamente un sacerdote, con el permiso del obispo, cuando se juzga prudentemente que existe un influjo de Satanás sobre lugares, objetos o personas, sin llegar al nivel de una posesión propiamente dicha. Contiene, además, una serie de oraciones que pueden ser dichas privadamente por los fieles, cuando sospechan con fundamento que están sujetos a influjos diabólicos. </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El exorcismo tiene como punto de partida la fe de la Iglesia, según la cual existen Satanás y los otros espíritus malignos, y que su actividad consiste en alejar a los hombres del camino de la salvación. La doctrina católica nos enseña que los demonios son ángeles caídos a causa del propio pecado; que son seres espirituales con gran inteligencia y poder: "El poder de Satanás, sin embargo, no es infinito. Éste no es sino una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del reino de Dios. Aunque Satanás actúe en el mundo por odio contra Dios y su reino en Cristo Jesús, y su acción cause graves daños -de naturaleza espiritual e, indirectamente, también de naturaleza física- a cada hombre y a la sociedad, esta acción es permitida por la divina Providencia, que guía la historia del hombre y del mundo con fuerza y suavidad. La permisión por parte de Dios de la actividad diabólica constituye un misterio grande, sin embargo ianosotros sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo amanlo (Rm 8, 28)" (Catecismo de la Iglesia católica, n. 395). </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Quisiera subrayar que el influjo nefasto del demonio y de sus secuaces es habitualmente ejercitado a través del engaño, la mentira y la confusión. Así como Jesús es la Verdad (cf. Jn 8, 44), el diablo es el mentiroso por excelencia. Desde siempre, desde el inicio, la mentira ha sido su estrategia preferida. No hay lugar a dudas de que el diablo tiene la capacidad de atrapar a muchas personas en las redes de las mentiras, pequeñas o grandes. Engaña a los hombres haciéndoles creer que no tienen necesidad de Dios y que son autosuficientes, sin necesitar ni la gracia ni la salvación. Logra engañar a los hombres amortiguando en ellos, e incluso haciendo desaparecer, el sentido del pecado, sustituyendo la ley de Dios como criterio de moralidad por las costumbres o consensos de la mayoría. Persuade a los niños para que crean que la mentira constituye una forma adecuada para resolver diversos problemas, y de esta manera se forma entre los hombres, poco a poco, una atmósfera de desconfianza y de sospecha. Detrás de las mentiras, que llevan el sello del gran mentiroso, se desarrollan las incertidumbres, las dudas, un mundo donde ya no existe ninguna seguridad ni verdad, y en el cual reina, en cambio, el relativismo y la convicción de que la libertad consiste en hacer lo que da la gana. De esta manera no se logra entender que la verdadera libertad consiste en la identificación con la voluntad de Dios, fuente del bien y de la única felicidad posible. </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La presencia del diablo y de su acción explica la advertencia del Catecismo de la Iglesia católica: "La dramática condición del mundo que "yace" todo él "bajo el poder del maligno" (1 Jn 5, 19), hace que la vida del hombre sea una lucha: "Toda la historia humana se encuentra envuelta en una tremenda lucha contra el poder de las tinieblas; lucha que comenzó ya en el origen del mundo, y que durará, como dice el Señor, hasta el último día. Inserto en esta batalla, el hombre debe combatir sin descanso para poder mantenerse unido al bien; no puede conseguir su unidad interior si no es al precio de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios" (Gaudium et spes, 37, 2)" (n. 409). </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;">La Iglesia está segura de la victoria final de Cristo y, por tanto, no se deja arrastrar por el miedo o por el pesimismo; al mismo tiempo, sin embargo, es consciente de la acción del maligno, que trata de desanimarnos y de sembrar la confusión. "Tengan confianza -dice el Señor-; yo he vencido al mundo" (Jn 8, 33). En este marco encuentran su justo lugar los exorcismos, expresión importante, pero no la única, de la lucha contra el maligno. <br />
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<b>Card. Jorge A. MEDINA ESTÉVEZ</b><br />
Prefecto </div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-42559315440340715942011-04-26T21:35:00.000-07:002011-04-26T21:35:16.978-07:00La medalla de San Benito<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>Dada la gran difusión que tiene entre los exorcistas de la medalla de San Benito voy a explicar su simbolismo e historia. La medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una cruz, y en ella y a su alrededor unas letras que son las letras iniciales de una oración, que dice así:</div><div> </div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: center;">Crux Sancti Patris Benedicti<br />
Cruz del Santo Padre Benito</div><div> </div><div style="text-align: center;">Crux Sacra Sit Mihi Lux<br />
Mi luz sea la cruz santa,</div><div> </div><div style="text-align: center;">Non Draco Sit Mihi Dux<br />
No sea el demonio mi guía</div><div> </div><div style="text-align: center;">Vade Retro Satana<br />
¡Apártate, Satanás!</div><div> </div><div style="text-align: center;">Numquam Suade Mibi Vana<br />
No sugieras cosas vanas,</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: center;">Sunt Mala Quae Libas<br />
Pues maldad es lo que brindas</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: center;">Ipse Venena Bibas<br />
Bebe tú mismo el veneno.<br />
</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La difusión de esta medalla comenzó a raíz de un proceso por brujería en Baviera, en 1647. En Natternberg, unas mujeres fueron juzgadas por hechiceras, y en el proceso declararon que no habían podido dañar a la abadía benedictina de Metten, porque estaba protegida por el signo de la Santa Cruz. Se buscó entonces en el monasterio y se encontraron pintadas antiguas representaciones de esta cruz, con la inscripción antes explicada, la que siempre acompaña a la medalla. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero esas iniciales misteriosas no pudieron ser interpretadas, hasta que, en un manuscrito de la biblioteca, iluminado en el mismo monasterio de Metten en 1414 y conservado hoy en la Biblioteca Estatal de Munich, se vio una imagen de San Benito, con esas mismas palabras. Un manuscrito anterior, del siglo XIV y procedente de Austria, que se encuentra en la biblioteca de Wolfenbüttel, parece haber sido el origen de la imagen y del texto. En el siglo XVII J. B. Thiers, erudito francés, la juzgó supersticiosa, por los enigmáticos caracteres que la acompañan, pero el Papa Benedicto XIV la aprobó en 1742 y la fórmula de su bendición se incorporó al Ritual Romano.</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-72564832567658436482011-04-26T21:26:00.000-07:002011-04-26T21:30:52.793-07:00Ángeles y demonios en el Catecismo de la Iglesia Católica<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>El Catecismo de la Iglesia Católica dice sobre los ángeles y demonios lo siguiente: </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>EL CIELO Y LA TIERRA</b></div><div></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>325</b> El Símbolo de los Apóstoles profesa que Dios es "el Creador del cielo y de la tierra", y el Símbolo de Nicea-Constantinopla explicita: "...de todo lo visible y lo invisible".</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>326</b> En la Sagrada Escritura, la expresión "cielo y tierra" significa: todo lo que existe, la creación entera. Indica también el vínculo que, en el interior de la creación, a la vez une y distingue cielo y tierra: "La tierra", es el mundo de los hombres (cf Sal 115, 16). "E1 cielo" o "los cielos" puede designar el firmamento (cf Sal 19, 2), pero también el "lugar" propio de Dios: "nuestro Padre que está en los cielos" (Mt 5, 16; cf Sal 115, 16), y por consiguiente también el "cielo", que es la gloria escatológica. Finalmente, la palabra "cielo" indica el "lugar" de las criaturas espirituales -los ángeles- que rodean a Dios.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>327</b> La profesión de fe del IV Concilio de Letrán afirma que Dios, "al comienzo del tiempo, creó a la vez de la nada una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana; luego, la criatura humana, que participa de las dos realidades, pues está compuesta de espíritu y de cuerpo" (DS 800; cf DS 3002 y SPF 8).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>I LOS ANGELES</b></div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La existencia de los ángeles, una verdad de fe</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>328</b> La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. E1 testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
Quiénes son los ángeles</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>329</b> S. Agustín dice respecto a ellos: "Angelus officii nomen est, non naturae. Quaeris numen huins naturae, spiritus est; quaeris officium, ángelus est: ex eo quad est, spiritus est, ex eo quod agit, ángelus" ("El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel") (Psal. 103, 1, 15). Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>330</b> En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales (cf Pío XII: DS 3891) e inmortales (cf Lc 20, 36). Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello (cf Dn 10, 9-12).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
Cristo "con todos sus ángeles"</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>331</b> Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles..." (Mt 25, 31). Le pertenecen porque fueron creados por y para E1: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él" (Col 1, 16). Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Hb 1, 14).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>332</b> Desde la creación (cf Jb 38, 7, donde los ángeles son llamados "hijos de Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal (cf Gn 3, 24), protegen a Lot (cf Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham (cf Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (cf Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (cf Jc 13) y vocaciones (cf Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (cf 1 R 19, 5), por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús (cf Lc 1, 11.26).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>333</b> De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce "a su Primogénito en el mundo, dice: 'adórenle todos los ángeles de Dios"' (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: "Gloria a Dios..." (Lc 2, 14). Protegen la infancia de Jesús (cf Mt 1, 20; 2, 13.19), sirven a Jesús en el desierto (cf Mc 1, 12; Mt 4, 11), lo reconfortan en la agonía (cf Lc 22, 43), cuando E1 habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (cf Mt 26, 53) como en otro tiempo Israel (cf 2 M 10, 29-30; 11,8). Son también los ángeles quienes "evangelizan" (Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación (cf Lc 2, 8-14), y de la Resurrección (cf Mc 16, 5-7) de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles (cf Hb 1, 10-11), éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor (cf Mt 13, 41; 25, 31 ; Lc 12, 8-9).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
Los ángeles en la vida de la Iglesia</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>334</b> De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles (cf Hch 5, 18-20; 8, 26-29; 10, 3-8; 12, 6-11; 27, 23-25).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>335</b> En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo (cf MR, "Sanctus"); invoca su asistencia (así en el "In Paradisum deducant te angeli..." ("Al Paraíso te lleven los ángeles...") de la liturgia de difuntos, o también en el "Himno querubínico" de la liturgia bizantina) y celebra más particularmente la memoria de ciertos ángeles (S. Miguel, S. Gabriel, S. Rafael, los ángeles custodios).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>336</b> Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) a la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 1013) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). "Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida" (S. Basilio, Eun. 3, 1). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">LA CAIDA DE LOS ANGELES</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>391</b> Tras la elección desobediente de nuestros primeros padr es se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24). La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo (cf. Jn 8,44; Ap 12,9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios. "Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali" ("El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos") (Cc. de Letrán IV, año 1215: DS 800).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>392</b> La Escritura habla de un pecado de estos ángeles (2 P 2,4). Esta "caída" consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: "Seréis como dioses" (Gn 3,5). El diablo es "pecador desde el principio" (1 Jn 3,8), "padre de la mentira" (Jn 8,44).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>393</b> Es el carácter irrevocable de su elección, y no un defecto de la infinita misericordia divina lo que hace que el pecado de los ángeles no pueda ser perdonado. "No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte" (S. Juan Damasceno, f.o. 2,4: PG 94, 877C).</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>394</b> La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jesús llama "homicida desde el principio" (Jn 8,44) y que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre (cf. Mt 4,1-11). "El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo" (1 Jn 3,8). La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
<b>395</b> Sin embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños -de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física-en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8,28)</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-33089330324512931742011-04-26T14:38:00.000-07:002011-04-26T14:39:15.187-07:00¿Son todos los demonios iguales?<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>Ya hemos visto que cada demonio pecó con una intensidad determinada. Además cada demonio pecó en uno o varios pecados en especial. La rebelión tuvo su raiz en la soberbia, pero de esa raiz nacieron otros pecados. Eso en los exorcismos se ve con gran claridad, hay unos demonios que pecan más de ira, otros de egolatría, otros más de desesperación, etc. Cada demonio tiene su psicología, su forma de ser particular. Los hay locuaces, los hay más despectivos, en uno brilla de un modo especial la soberbia, en otro el pecado del odio, etc. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Aunque todos se apartaron de Dios, unos son más malos que otros. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Después hay que recordar que como nos dice San Pablo hay nueve jerarquías de ángeles. Las jerarquías superiores son más poderosas, bellas e inteligentes que las inferiores. Cada ángel es completamente distinto de otro ángel. No hay razas de ángeles, por usar un término zoológico. Sino que cada uno agota su especie. Sin embargo, sí que es posible agrupar a los ángeles en distintos grandes grupos o jerarquías. Jerarquías también llamadas coros, pues esos grupos es como si formaran coros que cantan las alabanzas de Dios. Su cántico por supuesto no es de la voz, sino es la alabanza espiritual que emite su voluntad al conocer y amar a la Trinidad.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">De cada una de las nueve jerarquías cayeron ángeles transformándose en demonios. Es decir, hay demonios que son virtudes, potestades, serafines, etc. Aunque sean demonios siguen conservando intacto su poder e inteligencia. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Por todo lo dicho está claro que existe una jerarquía demoniaca. Una cosa comprobada por los exorcismos es que entre ellos existe un poder de los superiores sobre los inferiores. ¿En qué consiste ese poder? Es algo imposible de saber, pues no se ve como un demonio puede obligar a otro a hacer algo. Pues no hay cuerpo que empujar o forzar. Sin embargo, he comprobado que un demonio superior puede forzar a uno inferior a no salir de un cuerpo durante un exorcismo. Aunque el inferior sufra y quiera salir, el superior se lo puede impedir. Cómo un demonio puede forzar a otro demonio siendo éste intangible, es algo, lo repito, que escapa a nuestra comprensión.</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-47566951049229944082011-04-26T14:36:00.000-07:002011-04-26T14:36:13.197-07:00¿Es posible hacer un pacto con el demonio?<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>La gente suele pensar que los pactos con el demonio sólo existen en la literatura. Están equivocados. Hay personas que conscientemente, con toda advertencia, pactan con el Diablo y le entregan el alma con tal de conseguir algo en esta vida. La idea de un pacto formal con el demonio aparece por primera vez en el siglo V en los escritos de San Jerónimo. Este padre de la Iglesia cuenta como un joven para obtener los favores de una bella mujer fue a un mago, el cual le impone como pago por sus servicios el renunciar a Cristo con un escrito. Tenemos en el siglo VI, una segunda aparición de este tipo de pacto en la leyenda de Teófilo, quien accede a ser un servidor del Diablo y firma un pacto formal. Esta leyenda se extendió por Europa en la Edad Media. </div><div> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">¿Es posible un pacto con el demonio? Por supuesto uno puede firmar un papel, pero no se le va a presentar el demonio ni para entregarle el papel, ni para recogerlo. Cuando uno hace un pacto de este tipo siempre espera que se aparezca alguien, pero es uno mismo el que tiene que escribir los términos, y tampoco aparece nadie una vez firmado el pacto, con lo cual uno se queda con el papel en la mano. Todo lo cual suele ser bastante desesperanzador para el que se esperaba que sucediera algo. Aun así, si uno invoca al Diablo muchas veces pueden suceder cosas, lo mismo que en el espiritismo. Pero no necesariamente. A esta escena tan poco teatral, tan desanimadora para el que creía que iba a haber alguna aparición, hay que añadir:<br />
<br />
1º Que firmar ese pacto no significa obtener una vida de riqueza, honor y lujuría desenfrenada. Yo he conocido personalmente a dos personas que hicieron ese pacto y, francamente, su nivel de vida era peor incluso que el mío. Tampoco parece que en aspecto carnal el Diablo fuera especialmente generoso con ambos. Eso se debe a que el Diablo no es Dios y no puede dar lo que quiera. <br />
<br />
2º El alma puede arrepentirse siempre que quiera con un simple acto de su voluntad. Arrepintiéndose, el pacto queda en papel mojado fueran cuales fueran los terminos del contrato. Incluso aunque se excluyera la posibilidad del arrepentimiento, esta clausula no sirve de nada. Dios que nos ha dado la libertad para hacer lo que queramos, no nos ha dado libertad para renunciar a la libertad. Esto es válido también en la eternidad, en el cielo o en el infierno seguiremos siendo libres. Sólo que en el cielo ya no querremos pecar, y en el infierno ya no querremos arrepentirnos. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Muchos piensan que el triunfo en los negocios o la profesión sí que la puede dar el Diablo. Pero la razón por la que el mismo Diablo no puede conceder ni siquiera eso a sus siervos es porque el éxito de una empresa o en una profesión depende de la concatenación de muchas causas y factores. El demonio sólo puede tentar, así por ejemplo puede tentar a un jefe a que escoja a un empleado en vez de a otro. Pero la tentación se puede superar, y por tanto ni una cosa tan simple como esa es segura ni con un pacto con el demonio. <br />
<br />
El gran poder del pacto con el demonio es hacer pensar a la persona que ya está condenada haga lo que haga. Es difícil hacer entender a una persona que ha firmado tal trato que sigue siendo tan libre como antes. Pero es así. </div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-16382569903371941972011-04-26T14:33:00.000-07:002011-04-26T14:33:53.163-07:00El pecado de los demonios<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>Al hablar del pecado de los demonios es imprescindible trascribir las páginas de una monja concepcionista del siglo XVII, la Venerable Sor María de Jesús de Agreda (1602-1665+), quien afirmó haber recibido revelaciones sobre este punto. La obra donde se habla de estas revelaciones fue titulada La Mística Ciudad de Dios. No deja de ser sorprendente meditar estos párrafos escritos por una humilde monja que jamás cursó estudios de teología. Es impresionante observar como las más complejas y profundas cuestiones de la demonología fueron reveladas por Dios a esta humilde monja. Colocamos a continuación todos los pasajes esenciales referidos al pecado de los demonios:</div><div> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Mística Ciudad de Dios</b></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">lib 1, cap 7, n. 82 </div><div style="text-align: justify;">De la tierra, dice Moisés, que estaba vacía, y no lo dice del cielo; porque en éste crió los ángeles en el instante cuando dice Moisés: Dijo Dios: sea hecha la luz, y fue hecha la luz; porque no habla sólo de la luz material, sino también de las luces angélicas o intelectuales. Y no hizo más clara memoria de ellos que significarlos debajo de este nombre, por la condición tan fácil de los hebreos en atribuir la divinidad a cosas nuevas y de menor aprecio que los espíritus angélicos; pero fue muy legítima la metáfora de la luz para significar la naturaleza angélica, y místicamente la luz de la ciencia y gracia con que fueron iluminados en su creación.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Había de dividir luego el Señor la luz de las tinieblas y llamar a la luz día y las tinieblas noche; y no sólo sucedió esto entre la noche y día naturales, pero entre los ángeles buenos y malos, que a los buenos dio la luz eterna de su vista, y la llamó día, y día eterno; y a los malos llamó noche del pecado y fueron arrojados en las eternas tinieblas del infierno; para que todos entendamos cuán juntas anduvieron la liberalidad misericordiosa del criador y vivificador y la justicia de rectísimo juez en el castigo.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n. 83 </div><div style="text-align: justify;">Fueron los ángeles criados en el cielo empíreo y en gracia, para que con ella precediera el merecimiento al premio de la gloria; que aunque estaban en el lugar de ella, no se les había mostrado la divinidad cara a cara y con clara noticia, hasta que con la gracia lo merecieron los que fueron obedientes a la voluntad divina. Y así estos ángeles santos, como los demás apóstatas, duraron muy poco en el primer estado de viadores; porque la creación, estado y término, fueron en tres estancias o mórulas divididas con algún intervalo en tres instantes. En el primero fueron todos criados y adornados con gracia y dones, quedando hermosísimas y perfectas criaturas. A este instante se siguió una mórula, en que a todos les fue propuesta e intimada la voluntad de su Criador, y se les puso ley y precepto de obrar, reconociéndole por supremo Señor, y para que cumpliesen con el fin para que los había criado. En esta mórula , estancia o intervalo sucedió entre San Miguel y sus ángeles, con el dragón y los suyos aquella gran batalla que dice san Juan en el cap. 12 del Apocalipsis; y los buenos ángeles, perseverando en gracia, merecieron la felicidad eterna y los inobedientes, levantándose contra Dios, merecieron el castigo que tienen.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n. 84 </div><div style="text-align: justify;">Y aunque en esta segunda mórula pudo suceder todo muy brevemente, según la naturaleza angélica y en el poder divino, pero entendí que la piedad del Altísimo se detuvo algo y con algún intervalo les propuso el bien y el mal, la verdad y falsedad, lo justo y lo injusto, su gracia y amistad y la malicia del pecado y enemistad de Dios, el premio y el castigo eterno y la perdición para Lucifer y los que le siguiesen; y les mostró Su Majestad el infierno y sus penas y ellos lo vieron todo, que en su naturaleza tan superior y excelente todas las cosas se pueden ver, como ellas en sí mismas, siendo criadas y limitadas; de suerte que, antes de caer de la gracia, vieron claramente el lugar del castigo. Y aunque no conocieron por este modo el premio de la gloria, pero tuvieron de ella otra noticia y la promesa manifiesta y expresa del Señor, con que el Altísimo justificó su causa y obró con suma equidad y rectitud. Y porque toda esta bondad y justificación no bastó para detener a Lucifer y a sus secuaces, fueron, como pertinaces, castigados y lanzados en el profundo de las cavernas infernales y los buenos confirmados en gracia y gloria eterna. Y esto fue todo en el tercer instante, en que se conoció de hecho que ninguna criatura, fuera de Dios, es impecable por naturaleza.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n.85 </div><div style="text-align: justify;">Y según el mal afecto que de presente tuvo entonces Lucifer, incurrió en desordenadísimo amor de sí mismo; y le nació de verse con mayores dones y hermosura de naturaleza y gracias que los otros ángeles inferiores. En este conocimiento se detuvo demasiado; y el agrado que de sí mismo tuvo le retardó y entibió en el agradecimiento que debía a Dios, como a causa única de todo lo que había recibido. Y volviéndose a remirar, agradóse de nuevo de su hermosura y gracias y adjudicóselas y amólas como suyas; y este desordenado afecto propio no sólo le hizo levantarse con lo que había recibido de otra suprior virtud, pero también le obligó a envidiar y codiciar otros dones y excelencias ajenas que no tenía. Y porque no las pudo conseguir, concibió mortal odio e indignación contra Dios, que de la nada le había criado, y contra todas sus criaturas. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n. 86 </div><div style="text-align: justify;">De aquí se originaron la desobediencia, presunción, injusticia, infidelidad, blasfemia y un casi alguna especie de idolatría, porque deseó para sí la adoración y reverencia debida a Dios. Blasfemó de su divina grandeza y santidad, faltó a la fe y lealtad que debía, pretendió destruir todas las criaturas y presumió que podría todo esto y mucho más; y así siempre su soberbia sube y persevera, aunque su arrogancia es mayor que su fortaleza, porque en ésta no puede crecer y en el pecado un abismo llama a otro abismo. El primer ángel que pecó fue Lucifer, como consta del capítulo 14 de Isaías, y este indujo a otros a que le siguiesen; y así se llama príncipe de los demonios, no por naturaleza, que por ella no pudo tener este título, sino por la culpa. Y no fueron los que pecaron de sólo un orden o jerarquía, sino de todas cayeron muchos. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n. 87 </div><div style="text-align: justify;">Y para manifestar, como se me ha mostrado qué honra y excelencia fue la que con soberbia apeteció y envidió Lucifer, advierto que, como en las obras de Dios hay equidad , peso y medida, antes que los ángeles se pudiesen inclinar a diversos fines determinó su providencia manifestarles inmediatamente después de su creación el fin para que los había criado de naturaleza tan alta y excelente. Y de todo esto tuvieron ilustración en esta manera:<br />
Lo primero, tuvieron inteligencia muy expresa del ser de Dios, uno en sustancia y trino en personas, y recibieron precepto de que le adorasen y reverencias en como a su Criador y sumo Señor, infinito en su ser y con alguna diferencia; porque los ángeles buenos obedecieron por amor y justicia, rindiendo su afecto de buena voluntad, admitiendo y creyendo lo que era sobre sus fuerzas y obedeciendo con alegría; pero Lucifer se rindió por parecerle ser lo contrario imposible. Y no lo hizo con caridad perfecta, porque dividió la voluntad en sí mismo y en la verdad infalible del Señor; y esto le hizo que el precepto se le hiciese algo violento y dificultoso y no cumplirle con afecto lleno de amor y justicia; y así se dispuso para no perseverar en él: y aunque no le quitó la gracia esta remisión y tibieza en obrar estos primeros actos con dificultad, pero de aquí comenzó su mala disposición, porque tuvo alguna debilidad y flaqueza en la virtud y espíritu y su hermosura no resplandeció como debía. Y a mi parecer, el efecto que hizo en Lucifer esta remisión y dificultad fue semejante al que hace en el alma un pecado venial advertido; pero no afirmo que pecó venial ni mortalmente entonces, porque cumplió el precepto de Dios; mas fue remiso e imperfecto este cumplimiento y más por compelerle la fuerza de la razón que por amor y voluntad de obedecer; y así se dispuso a caer.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n. 88 </div><div style="text-align: justify;">En segundo lugar, les manifestó Dios había de criar una naturaleza humana y criaturas racionales inferiores, para que amasen, temiesen y reverenciasen a Dios, como a sus autor y bien eterno, y que a esta naturaleza había de favorecer mucho; y que la segunda persona de la misma Trinidad santísima se había de humanar y hacerse hombre, levantado a la naturaleza humana a la unión hipostática y persona divina, y que a aquel supuesto hombre y Dios habían de reconocer por cabeza, no sólo en cuanto Dios, pero juntamente en cuanto hombre, y le habían de reverenciar y adorar; y que los mismos ángeles habían de ser sus inferiores en dignidad y gracias y sus siervos. Y les dio inteligencia de la conveniencia y equidad, justicia y razón, que en esto había; porque la aceptación de los merecimientos previstos de aquel hombre y Dios les había merecido la gracia que poseían y la gloria que poseerían; y que para gloria de El mismo había sido criados ellos y todas las otras criaturas lo serían, porque a todas había de ser superior; y todas las que fuesen capaces de conocer y gozar de Dios, habían de ser pueblo y miembros de aquella cabeza, para reconocerle y reverenciarle. Y de todo esto se les dio luego mandato a los ángeles.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n.89 </div><div style="text-align: justify;">A este precepto todos los obedientes y santos ángeles se rindieron y prestaron asenso y obsequio con humilde y amoroso afecto de toda su voluntad; pero Lucifer con soberbia y envidia resistió y provocó a los ángeles, sus secuaces, a que hicieran lo mismo, como de hecho lo hicieron, siguiéndole a él y desobedeciendo al divino mandato. Persuadióles el mal Príncipe que sería su cabeza y que tendrían principado independiente y separado de Cristo. Tanta ceguera pudo causar en un ángel la envidia y soberbia y un afecto tan desordenado, que fuese causa y contagio para comunicar a tantos el pecado. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n.90 </div><div style="text-align: justify;">Aquí fue la gran batalla, que san Juan dice sucedió en el cielo; porque los ángeles obedientes y santos, con ardiente celo de defender la gloria del Altísimo y la honra del Verbo humanado previsto pidieron licencia y como beneplácito al Señor para resistir y contradecir al dragón, y les fue concedido este permiso. Pero sucedió en esto otro misterio: que cuando se les propuso a todos los ángeles que habían de obedecer al Verbo humanado, se les puso otro tercero precepto, de que habían de tener juntamente por superiora a una mujer, en cuyas entrañas tomaría carne humana este Unigénito del Padre; y que esta mujer había de ser su Reina y de todas las criaturas y que se había de señalar y aventajar a todas, angélicas y humanas, en los dones de gracia y gloria. Los buenos ángeles, en obedecer este precepto del Señor, adelantaron y engrandecieron su humildad y con ella le admitieron y alabaron el poder y sacramentos del Altísimo; pero Lucifer y sus confederados, con este precepto y misterio, se levantaron a mayor soberbia y desvanecimiento; y con desordenado furor apeteció para sí la excelencia de ser cabeza de todo el linaje humano y órdenes angélicos y que, si había de ser mediante la unión hipostática, fuese con él.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n.91 </div><div style="text-align: justify;">Y en cuanto al ser inferior a la Madre del Verbo humanado y Señora nuestra, lo resistió con horrendas blasfemias, convirtiéndose en desbocada indignación contra el Autor de tan grandes maravillas; y provocando a los demás, dijo este dragón: Injustos son estos preceptos y a mi grandeza se le hace agravio; y a esta naturaleza, que tú, Señor, miras con tanto amor y propones favorecerla tanto, yo la perseguiré y destruiré y en esto emplearé todo mi poder y cuidado. Y a esta mujer, Madre del Verbo, la derribaré del estado en que la prometes poner y a mis manos perecerá tu intento.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n.92 </div><div style="text-align: justify;">Este soberbio desvanecimiento, enojó tanto al Señor, que humillando a Lucifer le dijo: Esta mujer, a quien no has querido respetar, te quebrantará la cabeza y por ella serás vencido y aniquilado. Y si por tu soberbia entrare la muerte en el mundo, por la humildad de esta mujer entrará la vida y la salud de los mortales; y de su naturaleza y especie de estos dos gozarán el premio y coronas que tú y tus secuaces habéis perdido. -Y a todo esto replicaba el dragón con indignada soberbia contra lo que entendía de la divina voluntad y sus decretos; amenazaba a todo el linaje humano. Y los ángeles buenos conocieron la justa indignación del Altísimo contra Lucifer y los demás apóstatas y con las armas del entendimiento, de la razón y verdad peleaban contra ellos.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">cap 8, n. 103 </div><div style="text-align: justify;">Y fue vista en el cielo otra señal: vióse un dragón grande y rojo, que tenía siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en sus cabezas; y con la cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó en la tierra. Después de lo que está dicho, se siguió el castigo de Lucifer y sus aliados. Porque a sus blasfemias contra aquella señalada mujer, se siguió la pena de hallarse convertido de ángel hermosísimo en dragón fiero y feísimo, apareciendo también la señal sensible y exterior figura. Y levantó con furor siete cabezas, que fueron siete legiones o escuadrones, en que se dividieron todos los que le siguieron y cayeron; y a cada principado o congregación de éstas le dio su cabeza, oredenándoles que pecasen y tomasen por su cuenta incitar y mover a los siete pecados mortales, que comúnmente se llaman capitales, porque en ellos se contienen los demás pecados y son como cabezas de los bandos que se levantan contra Dios. Estos son soberbia, envidia, avaricia, ira, lujuria, gula y pereza; que fueron las siete diademas con que Lucifer convertido en dragón fue coronado, dándole el Altísimo este castigo y habiéndolo negociado él, como premio de su horrible maldad, para sí y para sus ángeles confederados; que a todos fue señalado castigo y penas correspondientes a su malicia y a haber sido autores de los siete pecados capitales.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n. 104 </div><div style="text-align: justify;">Los diez cuernos de las cabezas son los triunfos de la iniquidad y malicia del dragón y la glorificación y exaltación arrogante y vana que él se atribuye a sí mismo en la ejecución de los vicios. Y con estos depravados afectos, para conseguir el fin de su arrogancia, ofreció a los infelices ángeles su depravada y venenosa amistad y fingidos principados, mayorías y premios. Y estas promesas, llenas de bestial ignorancia y error, fueron la cola con que el dragón arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo; que los ángeles estrellas eran y, si perseveraran, lucieran después con los demás ángeles y justos, como el sol, en perpetuas eternidades; pero arrojólos el castigo merecido en la tierra de su desdicha hasta el centro de ella, que es el infierno, donde carecerán eternamente de luz y de alegría.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">cap 9, n. 106 </div><div style="text-align: justify;">Y sucedió en el cielo una gran batalla: Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón, y el dragón y sus ángeles peleaban. Habiendo manifestado el Señor lo que está dicho a los buenos y malos ángeles, el santo príncipe Miguel y sus compañeros por el divino permiso pelearon con el dragón y sus secuaces. Y fue admirable esta batalla, porque se peleaba con los entendimientos y voluntades.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">n.107 </div><div style="text-align: justify;">Con estas armas peleaban San Miguel y sus ángeles y combatían como con fuertes rayos al dragón y a los suyos, que también peleaban con blasfemias; pero a la vista del santo Príncipe, y no pudiendo resistir, se deshacía en furor y por su tormento quisiera huir, pero la voluntad divina ordenó que no sólo fuese castigado sino también fuese vencido, y a su pesar conociese la verdad y poder de Dios; aunque blasfemando, decía: Injusto es Dios en levantar a la humana naturaleza sobre la angélica. <br />
(...) Pero San Miguel le replicó: ¿Quién hay que se pueda igualar y comparar con el Señor que habita en los cielos?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">libro I, cap 9, n110 </div><div style="text-align: justify;">El que en su pensamiento hería a las gentes, fue traído a los infiernos, como dice Isaías, capítulo 14, a lo profundo del lago, y su cadáver entregado a la carcoma y gusano de su mala conciencia; y se cumplió en Lucifer todo cuanto dice en aquel lugar el profeta Isaías, capítulo 14</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-89767808471821570482011-04-26T14:11:00.000-07:002011-04-26T14:11:21.079-07:00Los nombres de los demonios<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" /></a>La gente suele creer que las palabras diablo y demonio son sinónimos, y como tales los usa. Pero la Sagrada Escritura no usa la palabra estas dos palabras como sinónimos. Por lo que dice la Biblia del Diablo, éste es un espíritu muy superior al resto de jerarquías demoníacas. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La palabra Diablo o Satán o Beelzebub siempre son usadas en singular, así como sus otras denominaciones equivalentes (la Serpiente, el Dragón, etc). Mientras que la palabra demonio aparece unas veces en singular y otras en plural. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La palabra hebrea Satán significa adversario, su traducción al griego es la palabra Diabolos, de la raíz dia-ballo, dividir, el significado de Diablo sería quien pone división, y su sentido derivado sería calumniador. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En arabe la palabra Satán significa macho cabrio.</div><div> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Belial o Beliar, de la raíz Baal que significa el señor, es otra forma de nombrar a Satanás en el Nuevo Testamento. El símbolo de Baal es el toro, frente a la ferocidad del toro, o de la cabra, se contrapone la mansedumbre del cordero, símbolo de Jesucristo</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Beelzebul (o Beelzebub) significaría príncipe del estiércol, o príncipe de las moscas. Si mezclamos la palabra aramea be´el (que significa señor) con la palabra hebrea zebul (que significa casa) sería entonces señor de la casa.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El Diablo aparece en la Sagrada Escritura con las siguientes denominaciones además de las ya dichas antes:</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">el Acusador ,<br />
el Enemigo,<br />
el Tentador,<br />
el Maligno,<br />
el Asesino desde el principio,<br />
el Padre de las mentiras,<br />
el Príncipe de este mundo,<br />
la Serpiente,</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Lucifer es una denominación que no se haya en la Biblia, y significa estrella de la mañana. La simbología sería que las estrellas representan a las naturalezas angélicas, la luna a la Virgen María, y el sol -el astro rey- representaría a Dios. El día primero de la creación, en que se separa la luz de las tinieblas, la luz representaría la creación de los ángeles bienaventurados, mientras que la noche la defección de los ángeles rebeldes, Satanás sería el lucifer, es decir la estrella primera que anuncia la noche, la primera defección que apareció en el cielo crepuscular. De ahí que el nombre de Lucifer le conviene por la belleza de la estrella que corresponde a su naturaleza angélica superior a las otras, y por ser la primera estrella del crepúsculo. Algunos traducen erróneamente la palabra latina lucifer como el que lleva la luz, pero eso es un error ya que ese significado corresponde a la palabra luciferarius. <br />
</div><div style="text-align: justify;">Este nombre de Lucifer se le aplicó a Satanás cuando algunos Santos Padres se dieron cuenta de que las palabras del profeta Isaías sobre el gran príncipe babilónico convenían perfectamente al Diablo, la estrella de la mañana que cae desde los cielos por su orgullo.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: center;">¿Cómo has caído del cielo<br />
astro rutilante,<br />
hijo de la aurora, <br />
has sido arrojado a tierra, <br />
tú que vencías a las naciones?<br />
tú dijiste en tu corazón: el cielo escalaré,<br />
por encima de las estrellas de Dios elevaré mi trono. (...)<br />
Por el contrario , al seol has sido precipitado.<br />
Is 14, 12-15<br />
</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Aquí, en esta obra, hago uso de la palabra Lucifer como sinónimo del Diablo. Sin embargo algunos, entre ellos Don Gabriele Amorth, consideran que Lucifer es un demonio distinto de Satanás, Lucifer sería el segundo en dignidad dentro de los ángeles caídos. No obstante, la tradición no ha distinguido entre estos dos términos. Ya Orígenes en el siglo III los usa como sinónimos y, francamente, yo pienso que no hay sólidas razones para considerar que son dos espíritus y no uno.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En el libro de Tobías aparece el nombre de un demonio: Asmodeo (del persa Aaesma daeva) que significaría "espíritu de cólera".<br />
</div><div style="text-align: justify;">El nombre de Lilith (Is 34,14) es un hapax (* ) que siempre ha sido considerado como una figura demoníaca. En la mitología mesopotámica ese nombre corresponde a un genio con cabeza y cuerpo de mujer, pero con alas y extremidades inferiores de pájaro. Su nombre es muy probable que esté relacionado con "lylh" que significa "noche". <br />
</div><div style="text-align: justify;">En Is 13, 21 y Bar 4, 35 aparecen los "seirim" que se podría traducir como los "peludos", deriva del hebreo "sa´ir" "peludo" o "macho cabrio"), San Jerónimo optó por traducir esa palabra como "sátiros", traducción sumamente acertada pues esa palabra hebrea se consideraba que designaba a algo así como demonios en forma de machos cabríos. Esta palabra designaría antiguas entidades demoníacas a las que se tributaría culto, "no sacrificarán más sus sacrificios a los sátiros, tras los cuales se prostituían" (Lev 17,7).<br />
</div><div style="text-align: justify;">En Ap 9,11 se nos dice Ael ángel de abismo, cuyo nombre es en hebreo Abaddón y en griego tiene por nombre Apolyon.. El nombre de Abaddón significa "perdición, destrucción". Apollyón significa "destructor".</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">La palabra griega daimon significa genio (bueno o malo), si bien en el Nuevo Testamento se utiliza sólo para designar espíritus malignos. Con la excepción de He 17, 18, en que tiene el significado genérico de "divinidades". En el ambiente pagano de la época clásica, los puntos de referencia al hablar del concepto demonio son muy diversos pues consideraban que existían fantasmas, eones, espíritus de la naturaleza, mediadores, almas de ciertos difuntos, genios buenos y genios malos, etc.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La palabra espíritu inmundo y demonio se usan indistintamente, así la mujer sirofenicia dice que su hija está poseída del demonio en Mateo, y en Marcos dice que tenía un espíritu inmundo</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Los distintos nombres con que se designa a los demonios son:</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">-espíritu sordo; Mc 9,25<br />
-espíritu mudo; Mc 9,17<br />
-espíritu impuro; Mc 1,23<br />
-espíritu maligno; Lc 7,21<br />
-demonio impuro; Lc 4,33</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En el Evangélio aparece una vez la palabra lunático (Mt 17,14). Esta palabra en la antiguedad podía referirse tanto a la epilepsia como a la posesión, y deriva de la creencia de la influencia de la luna sobre los estados de crisis de estas personas.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Energúmeno es otra forma de designar a los poseídos, viene de la palabra energía, por la fuerza que desplegaban en los estados de crisis.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Luzbel es otra forma extrabíblica de denominar al Diablo. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Mefistófeles es el nombre del demonio que aparece en la obra Fausto de Goethe. En las antiguas leyendas germanas aparece este personaje infernal como compañero del doctor Fausto y con el nombre Mefostofies, cuya antiguedad data del año 1587. La forma actual y corriente de este nombre se ha generalizado por la influencia de Goethe. Su etimología más probable es la que se origina de Megistophiel, Ophiel (del griego Aophis@, serpiente) era un sobrenombre de Hermes Trismegisto que en la antiguedad era el patrono de los hechiceros, resucitado en la literatura del s. XVI y clasificado por ésta entre los siete grandes príncipes infernales.</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-78368031495841184402011-04-26T14:04:00.000-07:002011-04-26T14:04:54.577-07:00Georges Hubert: Pablo VI y el diablo<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" /></a><b>¿Cómo se ha podido llegar a esta situación? </b></div><div> </div><div style="text-align: justify;">Ésta es la pregunta que se hacía el Papa Pablo VI, algunos años después de la clausura del Concilio Vaticano II, a la vista de los acontecimientos que sacudían a la Iglesia. "Se creía que, después del Concilio, el sol habría brillado sobre la historia de la Iglesia. Pero en lugar del sol, han aparecido las nubes, la tempestad, las tinieblas, la incertidumbre. " </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Sí, ¿cómo se ha podido llegar a esta situación? </b></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">La respuesta de Pablo VI es clara y neta: "Una potencia hostil ha intervenido. Su nombre es el diablo, ese ser misterioso del que San Pedro habla en su primera Carta. ¿Cuántas veces, en el Evangelio, Cristo nos habla de este enemigo de los hombres?". Y el Papa precisa: "Nosotros creemos que un ser preternatural ha venido al mundo precisamente para turbar la paz, para ahogar los frutos del Concilio ecuménico, y para impedir a la Iglesia cantar su alegría por haber retomado plenamente conciencia de ella misma". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Para decirlo brevemente, Pablo VI tenía la sensación de que "el humo de Satanás ha entrado por alguna fisura en el templo de Dios". </b></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Así se expresaba Pablo VI sobre la crisis de la Iglesia el 29 de junio de 1972, noveno aniversario de su coronación. Algunos periódicos se mostraron sorprendidos por la declaración del Papa sobre la presencia de Satanás en la Iglesia. Otros periódicos se escandalizaron. ¿No estaba Pablo VI exhumando creencias medievales que se creían olvidadas para siempre? </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Una de las grandes necesidades de la Iglesia contemporánea </b> </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Sin arredrarse ante estas críticas Pablo VI volvió sobre este tema candente cinco meses más tarde. Y lejos de contentarse con reafirmar la verdad sobre Satanás y su actividad, el Papa consagró una entera catequesis a la presencia activa de Satanás en la Iglesia (cfr Audiencia general, 15 de noviembre de 1972). </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Desde el inicio, Pablo VI subrayó la dimensión universal del tema: "¿Cuáles son hoy afirma las necesidades más importantes de la Iglesia?". La respuesta del Papa es clara: "Una de las necesidades más grandes de la Iglesia es la de defenderse de ese mal al que llamamos el demonio". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Y Pablo VI recuerda la enseñanza de la Iglesia sobre la presencia en el mundo "de un ser viviente, espiritual, pervertido y pervertidor, realidad terrible, misteriosa y temible". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Después, refiriéndose a algunas publicaciones recientes (en una de las cuales un profesor de exégesis invitaba a los cristianos a "liquidar al diablo"), Pablo VI afirmaba que "se separan de la enseñanza de la Biblia y de la Iglesia los que se niegan a reconocer la existencia del diablo, o los que lo consideran un principio autónomo que no tiene, como todas las criaturas, su origen en Dios; y también los que lo explican como una pseudorealidad, una invención del espíritu para personificar las causas desconocidas de nuestros males". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">"Nosotros sabemos prosiguió Pablo VI- que este ser oscuro y perturbador existe verdaderamente y que está actuando de continuo con una astucia traidora. Es el enemigo oculto que siembra el error y la desgracia en la historia de la humanidad." </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">"Es el seductor pérfido y taimado que sabe insinuarse en nosotros por los sentidos, la imaginación, la concupiscencia, la lógica utópica, las relaciones sociales desordenadas, para introducir en nuestros actos desviaciones muy nocivas y que, sin embargo, parecen corresponder a nuestras estructuras físicas o psíquicas o a nuestras aspiraciones profundas. " </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Satanás sabe insinuarse... para introducir... Estas expresiones, ¿no recuerdan a las del león rugiente de San Pedro que ronda, buscando a quien devorar? El diablo no espera a ser invitado para presentarse, más bien impone su presencia con una habilidad infinita. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">El Papa evocó también el papel de Satanás en la vida de Cristo. Jesús calificó al diablo de "príncipe de este mundo" tres veces a lo largo de su ministerio, tan grande es el poder de Satanás sobre los hombres. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Pablo VI se esforzó en señalar los indicios reveladores de la presencia activa del demonio en el mundo. Volveremos sobre este diagnóstico. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Lagunas en la teología y en la catequesis </b></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">En su exposición, el Santo Padre sacó una conclusión práctica que, más allá de los millares de fieles presentes en la vasta sala de las audiencias, se dirigía a los católicos de todo el mundo: "A propósito del demonio y de su influencia sobre los individuos, sobre las comunidades, sobre sociedades enteras, habría que retomar un capítulo muy importante de la doctrina católica, al que hoy se presta poca atención". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">El cardenal J. L. Suenens, antiguo arzobispo de BruxellesMalines, escribió al final de su libro Renouveau et Puissances des ténébres: "Acabando estas páginas, confieso que yo mismo me siento interpelado, ya que me doy cuenta de que a lo largo de mi ministerio pastoral no he subrayado bastante la realidad de las Potencias del mal que actúan en nuestro mundo contemporáneo y la necesidad del combate espiritual que se impone entre nosotros" (p. 113). </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">En otras palabras, la Cabeza de la Iglesia piensa que la demonología es un capítulo "muy importante" de la teología católica y que hoy en día se descuida demasiado. Existe una laguna en la enseñanza de la teología, en la catequesis y en la predicación. Y esta laguna solicita ser colmada. Estamos ante "una de las necesidades más grandes" de la Iglesia en el momento presente. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">¿Quién lo habría previsto? La catequesis de Pablo VI sobre la existencia a influencia del demonio produjo un resentimiento inesperado por parte de la prensa. Una vez más, se acusó a la Cabeza de la Iglesia de retornar a creencias ya superadas por la ciencia. ¡El diablo está muerto y enterrado! </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Raramente los periódicos se habían levantado con una vehemencia tan ácida contra el Soberano Pontífice. ¿Cómo explicar la violencia de estas reacciones? </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Que periódicos hostiles a la fe cristiana ironicen sobre una enseñanza del Papa no suscita ninguna extrañeza. Es coherente con sus posiciones. Pero que al mismo tiempo se dejen llevar de la cólera, esto es lo que sorprende... </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">¿Cómo no presentir bajo estas reacciones la cólera del Maligno? En efecto, Satanás necesita el anonimato para poder actuar de manera eficaz. ¿Cuál no será su irritación, por tanto, cuando ve al Papa denunciar urbi et orbi sus artimañas en la Iglesia? Es la cólera del enemigo que se siente desenmascarado y que exhala su despecho a través de estos secuaces inconscientes. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>El enemigo desenmascarado</b> </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Habría que retomar el capítulo de la demonología: esta consigna de Pablo VI tuvo una especie de precedente en la historia del papado contemporáneo. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Era un día de diciembre de 1884 o de enero de 1885, en el Vaticano, en la capilla privada de León XIIII. Después de haber celebrado la misa, el Papa, según su costumbre, asistió a una segunda misa. Hacia el final, se le vio levantar la cabeza de repente y mirar fijamente hacia el altar, encima del tabernáculo. El rostro del Papa palideció y sus rasgos se tensaron. Acabada la misa, León XIII se levantó y, todavía bajo los efectos de una intensa emoción, se dirigió hacia su estudio. Un prelado de los que le rodeaban le preguntó: "Santo Padre, ¿Se siente fatigado? ¿Necesita algo?". "No, respondió León XIII, no necesito nada... " </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">El Papa se encerró en su estudio. Media hora más tarde, hizo llamar al secretario de la Congregación de Ritos. Le dio una hoja, y le pidió que la hiciera imprimir y la enviara a los obispos de todo el mundo. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">¿Cuál era el contenido de esta hoja? Era una oración al arcángel San Miguel, compuesta por el mismo León XIII. Una oración que los sacerdotes recitarían después de cada misa rezada, al pie del altar, después del Salve Regina ya prescrito por Pío IX: </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la adversidad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes. Y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los otros malos espíritus que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">León XIII confió más tarde a uno de sus secretarios, Mons. Rinaldo Angeh, que durante la misa había visto una nube de demonios que se lanzaban contra la Ciudad Eterna para atacarla. De ahí su decisión de movilizar a San Miguel Arcángel y a las milicias del cielo para defender a la Iglesia contra Satanás y sus ejércitos, y más especialmente para la solución de lo que se llamaba "la Cuestión romana". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">La oración a San Miguel fue suprimida en la reciente reforma litúrgica. Algunos piensan que, siendo tan adecuada para conservar entre los fieles y los sacerdotes la fe en la presencia activa de los ángeles buenos y de los malvados, podría ser reintroducida, o bien en la Liturgia de las Horas, o bien en la oración de los fieles en la misa. Como afirmaba Juan Pablo II el 24 de mayo de 1987, en el santuario de San Miguel Arcángel en el Monte Gargan: "el demonio sigue vivo y activo en el mundo". Las hostilidades no han cesado, los ejércitos de Satanás no han sido desmovilizados. Por lo tanto la oración continúa siendo necesaria. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">El 20 de abril de 1884, poco tiempo antes de esta visión del mundo diabólico, León XIII había publicado una encíclica sobre la francmasonería que se inicia con consideraciones de envergadura cósmica. "Desde que, por la envidia del demonio, el género humano se separó miserablemente de Dios, a quien debía su llamada a la existencia y los dones sobrenaturales, los hombres se ha dividido en dos campos opuestos que no cesan de combatir: uno por la verdad y la virtud, el otro por aquello que es contrario a la virtud y a la verdad. " </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Meditando las consideraciones de León XIII se comprende mejor la consigna dada por Pablo VI en su catequesis del 15 de noviembre de 1972: "Habría que retomar un capítulo muy importante de la doctrina católica (la demonología), al que hoy se presta poca atención". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Juan Pablo II ha hecho suya la consigna de su predecesor. En su enseñanza ha ido incluso más allá de Pablo VI. Mientras que éste no dedicó más que una catequesis del miércoles al problema del demonio, Juan Pablo II ha tratado este tema a lo largo de seis audiencias generales sucesivas. Y hay que añadir a esta enseñanza una peregrinación al santuario de San Miguel Arcángel en el Monte Gargan, el 24 de mayo de 1987, y un discurso sobre el demonio pronunciado el 4 de septiembre de 1988, con motivo de su viaje a Turín. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Las instituciones, instrumento de Satanás </b></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">En otras ocasiones, Juan Pablo II ha puesto en guardia a los fieles contra las insidias del diablo, como por ejemplo en su encuentro con 30.000 jóvenes en las islas Madeira (mayo de 1991) donde citó un pasaje significativo de su mensaje de 1985 para El año internacional de la juventud: "La táctica que Satanás ha aplicado, y que continúa aplicando, consiste en no revelarse, para que el mal que ha difundido desde los orígenes se desarrolle por la acción del hombre mismo, por los sistemas y las relaciones entre los hombres, entre las clases y entre las naciones, para que el mal se transforme cada vez más en un pecado 'estructural' y se pueda identificar cada vez menos como un pecado `personal'". Satanás actúa, pero actúa sobre todo en la sombra, para pasar desapercibido. Satanás actúa a través de los hombres y también a través de las instituciones. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">¿Es posible imaginar el papel de Satanás en la preparación, lejana y cercana de las leyes que autorizan el aborto y la eutanasia? </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">En un estudio actual sobre Satanás, Dom Alois Mager o.s.b., antiguo decano de la facultad de teología de Salzburgo, afirma que el mundo satánico se caracteriza por dos rasgos: la mentira y el asesinato. "La mentira aniquila la vida espiritual; el asesinato, la vida corporal... Aniquilar siempre, ésta es la táctica de las fuerzas satánicas". Ahora bien, Dios es Aquel que es y que da sin cesar la vida, el movimiento y la existencia (cfr Hch 17, 28). </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">La insistencia creciente de dos Papas contemporáneos sobre Satanás y sus maquinaciones ¿no es altamente significativa? ¿No nos invita a una profundización en nuestra postura sobre el papel de Satanás en la historia, la historia grande de los pueblos y de la Iglesia y la historia pequeña de cada hombre en particular? </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Un terreno minado</b> </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Sé muy bien que escribiendo estas páginas me aventuro en un terreno minado, rodeado de misterio. Primero por la materia tratada. Después por el escepticismo existente sobre el tema. Pocos cristianos parecen creer verdaderamente en la existencia personal de los demonios. Muchos parecen incluso rechazar esta verdad, no porque sea incierta, sino porque se nos dice "hoy en día la gente no la admitiría". ¡Como si el hombre de la era atómica pudiera censurar los datos de la Revelación! ¡Como si ésta se asemejara al menú de un restaurante donde cada cliente elige o rechaza los platos a su gusto! </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Otros, también irreverentes con la Revelación, compartirían con gusto la posición de este viejo señor que, al final de una agitada mesa redonda sobre la existencia del diablo, sugería que la cuestión fuese decidida... por un referéndum: "La mayoría decidirá si los demonios existen o no". ¡Como si la verdad dependiese del número de opiniones y no de su consistencia! ¿Lo que afirman cien charlatanes deberá tener más peso que la opinión meditada de un sabio o de un santo? </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Algunos años antes de la intervención de Pablo VI, el cardenal GabrielMarie Garrone denunciaba la conspiración del silencio sobre la existencia de los demonios: "Hoy en día apenas si se osa hablar. Reina sobre este tema una especie de conspiración del silencio. Y cuando este silencio se rompe es por personas que se hacen los entendidos o que plantean, con una temeridad sorprendente, la cuestión de la existencia del demonio. Ahora bien, la Iglesia posee sobre este punto una certeza que no se puede rechazar sin temeridad y que reposa sobre una enseñanza constante que tiene su fuente en el Evangelio y más allá. La existencia, la naturaleza, la acción del demonio constituyen un dominio profundamente misterioso en el que la única actitud sabia consistirá en aceptar las afirmaciones de la fe, sin pretender saber más de lo que la Revelación ha considerado bueno decirnos". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Y el cardenal concluye: "Negar la existencia y la acción del 'Maligno' equivale a ofrecerle un inicio de poder sobre nosotros. Es mejor, en esto como en el resto, pensar humildemente como la Iglesia, que colocarse, por una pretenciosa superioridad, fuera de la influencia benefactora de su verdad y de su ayuda". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Es una obra buena armarles </b></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Una decena de años más tarde, una vigorosa profesión de fe del obispo de Estrasburgo, Mons. Léon Arthur Elchinger, se hará eco de las consideraciones del cardenal GabrielMarie Garrone. Pondrá, como se suele decir, los punto sobre las "íes", desafiando de esta manera a cierta intelligentia. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">"Creer en Lucifer, en el Maligno, en Satanás, en la acción entre nosotros del Espíritu del mal, del Demonio, del Príncipe de los demonios, significa pasar ante los ojos de muchos por ingenuo, simple, supersticioso. Pues bien, yo creo. " </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">"Creo en su existencia, en su influencia, en su inteligencia sutil, en su capacidad suprema de disimulo, en su habilidad para introducirse por todas partes, en su capacidad consumada de llegar a hacer creer que no existe. Sí, creo en su presencia entre nosotros, en su éxito, incluso dentro de grupos que se reúnen para luchar contra la autodestrucción de la sociedad y de la Iglesia. Él consigue que se ocupen en actividades completamente secundarias a incluso infantiles, en lamentaciones inútiles, en discusiones estériles, y durante este tiempo puede continuar su juego sin miedo a ser molestado. " </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Y el prelado expone sus razones de orden sobrenatural primero y después de orden natural. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">"Sí, creo en Lucifer y esto no es una prueba de estrechez de espíritu o de pesimismo. Creo porque los libros inspirados del Antiguo y del Nuevo Testamento nos hablan del combate que entabla contra aquellos a los que Dios ha prometido la herencia de su Reino. Creo porque, con un poco de imparcialidad y una mirada que no se cierre a la luz de lo Alto, se adivina, se constata cómo este combate continúa bajo nuestros ojos. Ciertamente, no se trata de materializar a Lucifer, de quedarnos en las representaciones de una piedad popular. Lucifer, el Príncipe del mal, actúa en el espíritu y en el corazón del hombre. " </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">"Finalmente, creo en Lucifer porque creo en Jesucristo que nos pone en guardia contra él y nos pide combatirlo con todas nuestras fuerzas si no queremos ser engañados sobre el sentido de la vida y del amor". </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"> <br />
Las citas son de El diablo hoy, de Georges Hubert, Edit. Palabra, 2000 </div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-41829541084088398012011-04-26T13:59:00.000-07:002011-04-26T13:59:40.225-07:00¿Qué diferencia hay entre natural, preternatural y sobrenatural?<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>Natural: es la actuación que se adecúa al obrar de la naturaleza. Se sobreentiende al hablar de la naturaleza que nos referimos a la naturaleza del universo material. </div><div> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Praeternatural: es la actuación que va más allá del obrar de la naturaleza del universo material. Lo que es fruto de la actuación de una naturaleza angélica o demoniaca es praeternatural. La palabra proviene de praeter naturam, más allá de la naturaleza.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Sobrenatural: es la actuación que va más allá de cualquier naturaleza creada. Esta forma de obrar es sólo propia de Dios.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La naturaleza material puede realizar cosas sorprendentes, pero siempre según las leyes del cosmos material. Los demonios pueden hacer levitar un objeto en el aire, transformar algo instantáneamente, etc. Ellos pueder hacer cosas que van más allá de las posibilidades del mundo material, pero no pueden actuar más allá de las leyes de su naturaleza angélica, pues no pueden todo. Ellos no pueden todo ni siquiera en el mundo material. Dios, sin embargo, puede crear un órgano de la nada; un demonio no podría. <br />
<br />
Estas diferencias también son válidas en las cosas que suceden en nuestra alma. Por ejemplo, un paisaje bello me puede recordar la belleza de Dios, es algo natural. Mientras que un ángel o un demonio pueden directamente enviar inspiraciones a mi mente. Dios va más allá, pues puede enviar gracias espirituales (de arrepentimiento, de acción de gracias, etc) a lo más interno de mi espíritu, obrando cambios radicales en un segundo. Toda la actuación de la gracia es sobrenatural. Y la gracia siempre es enviada directamente por Dios. </div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-71081843129205627942011-04-25T21:52:00.000-07:002011-04-25T21:54:41.156-07:00¿El demonio puede provocar enfermedades en el cuerpo?<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>Ante todo hay que dejar bien claro que las enfermedades aparecen por causas naturales. Pensar que las enfermedades tienen su causa en el mundo de los espíritus sería como querer regresar a un estado precientífico donde la razón sería sustituida por el mito. Ahora bien, si los demonios existen tampoco se puede descartar absolutamente que ellos puedan actuar alguna vez en este campo. Las reglas generales son como su nombre indica generales, pero nada impide que sucedan hechos especiales, por muy raros que éstos sean. Normalmente del cielo llueve agua, o cae nieve o granizo, pero alguna vez también cae del cielo un meteorito. <br />
<br />
Así también de forma extraordinaria e inusual Dios puede permitir que un demonio provoque una enfermedad. De hecho, San Lucas menciona expresamente el caso de "una mujer, que desde hacía dieciocho años padecía una enfermedad producida por un espíritu, y estaba encorvada" (Lc 13,10-14). De esta mujer no se dice que estuviera endemoniada, pero sí se dice que el demonio era la causa de esa enfermedad. Esa afirmación es categórica en el Evangelio. A esto podemos añadir el caso de la muerte de los esposos de Sara en el libro de Tobías causada por el demonio Asmodeo (Tob 3). <br />
Santa Teresa de Liseaux escribió un capítulo muy interesante al hablar de su vida: <br />
<br />
<i>La enfermedad que me acometió provenía, ciertamente, del demonio. Furioso por vuestra entrada en el Carmelo [la de su hermana] quiso vengarse en mí de todo el daño que nuestra familia había de causarle en el futuro, pero no me hizo casi sufrir; pude proseguir mis estudios, y nadie se preocupó por mí. Hacia finales de año me sobrevino un continuo dolor de cabeza. (...)Esto duró hasta la fiesta de Pascua de 1883. (...) Al desnudarme, me sentí invadida por un extraño temblor. No sé como describir una enfermedad tan extraña. Hoy estoy persuadida de que fue obra del demonio. (...) Casi siempre parecía estar en delirio, pronunciando palabras sin sentido. (...) Con frecuencia parecía estar desvanecida, sin poder ejecutar el más mínimo movimiento. (....) Creo que el demonio había recibido un poder exterior sobre mí, pero que no podía acercarse ni a mi alma, ni a mi espíritu, si no era para inspirarme grandísimos temores de ciertas cosas". (Historia de un alma, cap.III)</i></div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-35172911730870859302011-04-25T21:49:00.000-07:002011-04-25T21:49:39.437-07:00¿Por qué Dios no retiró la libertad al ver que comenzaban a pecar?<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>¿Por qué Dios no retira la libertad en cuanto ve que alguien avanza por el camino del mal? </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Pues no lo hace, porque realizar tal cosa supondría que tal espíritu quedaría ya para siempre en el mal. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Permitir que siga haciendo el mal, supone ofrecerle la posibilidad de que retorne al bien. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Retirarle de la prueba haría que se cometieran menos pecados, pero el espíritu que ha sido retirado quedaría petrificado en el mal para siempre. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Permitir que el malo siga haciendo el mal, le da la posibilidad de retroceder.</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-68760715792276826832011-04-25T21:44:00.000-07:002011-04-25T21:44:15.559-07:00Zoología y demonología<div style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" /></a>Podríamos decir que existe un cierto paralelismo entre la zoología y la demonología. Pues aunque cada ser angélico es completamente distinto de otro, ya que agota su forma.Sin embargo, es posible englobarlos en grandes grupos. Es decir, imaginemos que de cada especie de mamífero existiera un único ejemplar: un solo ciervo, un solo gamo, un solo caballo, etc. Cada uno sería distinto, pero dentro del mundo zoológico podríamos agrupar esos seres únicos en una especie, la de los mamíferos, no porque esos vivientes sean iguales entre sí, sino porque son más similares entre sí que frente los pertenecientes a la especie de los insectos, de los peces, etc. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Esos mamíferos serían distintos entre sí, pero se los agruparía porque entre ellos es mayor su semejanza que entre el resto de seres vivos. Pues lo mismo sucede con las naturalezas angélicas. Cada una es distinta pero pueden ser agrupadas en grandes grupos, en este caso nueve según dice la Biblia: </div><div> </div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">serafines<br />
querubines<br />
tronos<br />
dominaciones<br />
virtudes<br />
potestades<br />
principados<br />
arcángeles<br />
ángeles</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Si las diferencias entre los animales son a veces tan grandes, en el mundo angélico son mayores pues la forma está liberada de las leyes de la biología y la materia. Y por tanto, si grande es la diferencia entre una libelula y un águila mucho mayores son las diferencias entre las naturalezas angélicas. Si grande es la diferencia entre una mariquita y una ballena azul, indecíblemente mayor es la diferencia entre un ángel de la novena jerarquía y los de la primera.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Aquí la palabra forma está usada en su sentido filosófico que es distinto del sentido usual en que la gente usa esta palabra. Cuando se dice que cada ángel agota su forma se quiere decir lo siguiente: Entre los hombres, por ejemplo, la forma es la misma (la forma humana) pero lo que individua a cada ser humano es la materia. Una misma forma, pero con distinta materia. Como los ángeles no tienen materia, cada ángel tiene que tener una forma distinta para distinguirse de otro. Esto vale para todos los seres que existen sin materia. Por eso Dios tiene que ser uno y nunca podría haber dos. La forma divina del Ser infinito no tiene materia que la individue, por eso si hubiera dos formas divinas ¿qué las distinguiría? Serían un sólo ser, no puede ser de otra manera.</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-69590090427752172342011-04-23T11:33:00.000-07:002011-04-23T11:33:12.942-07:00¿Puede el demonio provocar una enfermedad mental?<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" i8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT08vfs-j2Z9KE-7M115f7t-Uy0c6fDhao8AUUsXMve1Dxs0OZiNTDDaeqltug8by97Xf5TpsSPGmvuQM2fEFn6Qz9Yz_LWyUES-cTy6gVuprMfjLIEaQaC5NcVnDCnHuXZMnPO6nZCF3_/s1600/teologicos.gif" /></a>Si el demonio puede tentar, también podría hacerlo de forma continua, intensa, sin descanso, y tratar de provocar por tanto una obsesión o una fobia o una depresión u otras enfermedades. Si hemos dicho que puede transmitir especies inteligibles, podría transmitirlas con tal frecuencia que perturbara seriamente la vida ordinaria de la persona hasta el punto de desequilibrarla. Por poder hacerlo lo puede hacer. Pero Dios impide su libre actuación sobre nosotros. Toda acción del demonio sobre los hombres debe ser permitida por Dios. <br />
<br />
A la pregunta por tanto de si el demonio puede provocar enfermedades mentales la respuestas es: sí, si Dios lo permite. Respuesta que vale para todo. Incluso a la pregunta ¿podemos contraer una enfermedad mental sin intervención del demonio? La respuesta sería exactamente la misma: sí, si Dios lo permite. Se trata de una respuesta que tiene un carácter casi universal. Pero por amplia que sea -de hecho cabe casi de todo en ella-, mucho me temo que no hay otra respuesta a esa pregunta.<br />
<br />
Conocido el mecanismo interno que usa para provocar la tentación -la infusión de especies inteligibles en nuestra inteligencia, memoria e imaginación-, este modus operandi también se puede usar de forma tan pertinaz que desequilibre a la persona. Entra dentro del poder del demonio el hacerlo. Lo único que puede impedirlo es la voluntad de Dios. Ahora bien, ¿lo impide siempre? Indudablemente no. Si Dios no impide siempre la actuación de las causas naturales que provocan la enfermedad, tampoco impide siempre la actuación del demonio. Ahora bien, en este ámbito como en todo el campo de las causas de las patologías físicas o mentales, la actuación del demonio es excepcional. Toda enfermedad mental se debe a causas naturales mientras no se demuestre lo contrario.<br />
<br />
Por otro lado, si pusieramos una al lado de la otra a una persona enferma mental por causas naturales y a otra enferma mental por causa demoniaca, no habría manera de distinguir la una de la otra pues sólo veríamos el efecto externo. </div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-13452199722448709492011-04-23T11:30:00.000-07:002011-04-23T11:31:40.008-07:00La tentación demoniaca de la noche oscura<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7ZeQGkNgV7YGWtUkFWvv02vKRPO7R9ajcCP9Xh2-LOfjQiM-PaumpycbJP3ekCY622io8Ar5AtTUPbO5b9FVcPIUfnCh5r2ADwsPZNzDYAl2UvY5EOsO4LFUBVjHJX5r9zQzmsqemqC6O/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" i8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7ZeQGkNgV7YGWtUkFWvv02vKRPO7R9ajcCP9Xh2-LOfjQiM-PaumpycbJP3ekCY622io8Ar5AtTUPbO5b9FVcPIUfnCh5r2ADwsPZNzDYAl2UvY5EOsO4LFUBVjHJX5r9zQzmsqemqC6O/s1600/teologicos.gif" /></a>Ponemos a continuación un fragmento de la obra Decenario del Espíritu Santo de la mística Javiera del Valle, mujer santa extremeña que murió en 1930. Sus palabras sobre este tema son tan claras como profundas: Cuando el alma se resuelve a no querer nada si no es el seguir a su amado Redentor, y poniendo en El fija su mirada con el único fin de hacer por El, si pudiera lo que ve que ha hecho y sufrido por ella su adorable Redentor, enfurecido Satanás, prepara una gran batalla y a ella trae todo su ejército infernal. <br />
<br />
(...)se propone arrancar de nosotros las tres virtudes teologales. Pero donde va directamente a poner el blanco es en la fe, porque conseguida esta, fácil cosa le es conseguir las otras dos; porque la fe es como el fundamento donde se levanta todo el edificio espiritual, que es lo que él quiere y desea y pretende destruir.<br />
Dios entonces calla; no le impide su intento, antes prepara los caminos para que sea más ruda la batalla.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Y también tiene en ello sus fines, porque el prepararle los caminos es para dejarle en la batalla confundido, burlado y derrotarlo con la más completa derrota, y salgamos nosotros vencedores de esta batalla y quedemos invencibles en lo por venir.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Cuando Satanás ya se acerca a la pelea, lo primero que echamos de menos es la luz clara y hermosa que nos había Dios dado, para con ella conocer la verdad.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">La escuela [del Espíritu Santo] se cierra; la memoria y la razón por la fuerza del dolor y sentimiento que el alma tiene, parece que se ha perdido.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">¡Pobre alma! Quiere buscar a su Dios, y no sabe. Le quiere llamar, y no puede articular palabra. Todo se le ha olvidado; con tan profunda pena, se siente sola, sin compañía ninguna.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">¿A qué compararé yo este estado? Nada hallo, si no es a esas noches de verano, en que se levantan de repente esos nublados tan fuertes y horribles, que por su oscuridad tenebrosa nada se ve, sino relámpagos que asustan, truenos que dejan a uno temblando, aires huracanados, que recuerdan la justicia de Dios al fin del mundo, el granizo y piedra, que parece todo lo va a destruir.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">No hallo a que poderlo comparar: sola, sin su Dios, siente venir a ella como un ejército furioso, que la gritan que está engañada, que no hay Dios, y la cercan por todas partes, llenos de retórica que la dan conferencias, sin ella quererlo, pero no la dejan un punto, y con razonamientos tan fuertes y violentos, que a la fuerza la quieren hacer creer que no hay Dios, y con horribles bocachadas, que no hay el tal Dios a quien ella busca, y como con poder sobre las potencias para no poder ni discurrir ni creer otra cosa si no es aquello que a la fuerza y más que a la fuerza quieren hacer entender y creer a uno que nada más se crea lo que ellos dicen, y a ninguna otra cosa más se crea.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">(...)En esta tan inmensa y como infinita pena, allá a lo lejos y como una cosa que se soñó y que no se sabe que se ha soñado, se acuerda de la Iglesia y del amor que a ella debemos tener, y este recuerdo, como cuando a uno le ha faltado el conocimiento, y al volverle quiere hablar y habla como entrecortadas palabras, así el alma sin voz, y tartamudeando, como que atinó a decir: me uno a las creencias todas de mi madre la Iglesia y no quiero creer ninguna cosa más.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Y sin poder decir más, ni hablar, ni entender así pasé meses y meses hasta pasados dos años. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Tenía dieciocho años cuando esto pasó por mí, y cuando tanto yo sufría y lloraba sin consuelo la pérdida de mi fe, he aquí que amaneció para mí el día claro y hermoso.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Y así como yo, sin saber nada, en este estado me vi que me metieron, también ahora vi y sentí que de él me sacaron.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Javiera del Valle (1856-1930), Decenario del Espiritu Santo, día octavo</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-20911165403874419632011-04-23T11:10:00.000-07:002011-04-23T11:11:14.998-07:00Catequesis de Juan Pablo II sobre Ángeles y demonios<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA1hzUz8i4vo5E3j-ClBkjusVurX4R15EaYqMLex9lyn0tY7eKO-kaJi93ryXzLU3pboDSVy_aTiaVxJNnWimbHcIvnGO5SmajE_3g-acP_9pdtyCtaQsA20sUUz2M-KeQALwqRbStxytS/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" i8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA1hzUz8i4vo5E3j-ClBkjusVurX4R15EaYqMLex9lyn0tY7eKO-kaJi93ryXzLU3pboDSVy_aTiaVxJNnWimbHcIvnGO5SmajE_3g-acP_9pdtyCtaQsA20sUUz2M-KeQALwqRbStxytS/s1600/teologicos.gif" /></a><span style="font-size: medium;"><b>Catequesis sobre el Credo (5.XII.84 - 7.XII.86)</b></span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><b>VII Los ángeles</b></span><br />
<br />
INDICE<br />
La existencia de los Ángeles</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
<a href="http://www.fortea.us/spanish/teologicos/catequesis.htm#_caida">La caída de los Ángeles malos</a><br />
<a href="http://www.fortea.us/spanish/teologicos/catequesis.htm#_mision">La misión de los Ángeles</a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> <a href="http://www.fortea.us/spanish/teologicos/catequesis.htm#_naturaleza">La naturaleza de los Ángeles</a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> <a href="http://www.fortea.us/spanish/teologicos/catequesis.htm#_pecado">El pecado y la acción de Satanás</a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> <a href="http://www.fortea.us/spanish/teologicos/catequesis.htm#_accion">La acción de Satanás y la victoria de Cristo</a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><b>La existencia de los ángeles revelada por Dios (9.VII.86)</b></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">1. Nuestras catequesis sobre Dios, Creador del mundo, no podían concluirse sin dedicar una atención adecuada a un contenido concreto de la revelación divina: la creación de los seres puramente espirituales, que la Sagrada Escritura llama 'ángeles'. Tal creación aparece claramente en los Símbolos de la Fe, especialmente en el Símbolo niceno-constantinopolitano: Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas (esto es, entes o seres) 'visibles e invisibles'. Sabemos que el hombre goza, dentro de la creación, de una posición singular: gracias a su cuerpo pertenece al mundo visible, mientras que, por el alma espiritual, que vivifica el cuerpo, se halla casi en el confín entre la creación visible y la invisible. A esta última, según el Credo que la Iglesia profesa a la luz de la Revelación, pertenecen otros seres, puramente espirituales, por consiguiente no propios del mundo visible, aunque están presentes y actuantes en él. Ellos constituyen un mundo específico.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">2. Hoy, igual que en tiempos pasados, se discute con mayor o menor sabiduría acerca de estos seres espirituales. Es preciso reconocer que, a veces, la confusión es grande, con el consiguiente riesgo de hacer pasar como fe de la Iglesia respecto a los ángeles cosas que no pertenecen a la fe o, viceversa, de dejar de lado algún aspecto importante de la verdad revelada.La existencia de los seres espirituales que la Sagrada Escritura, habitualmente, llama 'ángeles', era negada ya en tiempos de Cristo por los saduceos (Cfr. Hech 23, 8). La niegan también los materialistas y racionalistas de todos los tiempos. Y sin embargo, como agudamente observa un teólogo moderno, 'si quisiéramos desembarazarnos de los ángeles, se debería revisar radicalmente la misma Sagrada Escritura y con ella toda la historia de la salvación' (.). Toda la Tradición es unánime sobre esta cuestión. El Credo de la Iglesia, en el fondo, es un eco de cuanto Pablo escribe a los Colosenses: 'Porque en El (Cristo) fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las dominaciones, los principados, las potestades; todo fue creado por El y para El' (Col 1, 16). O sea, Cristo que, como Hijo-Verbo eterno y consubstancial al Padre, es 'primogénito de toda criatura' (Col 1, 15), está en el centro del universo como razón y quicio de toda la creación, como ya hemos visto en las catequesis precedentes y como todavía veremos cuando hablemos más directamente de El.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">3. La referencia al primado de Cristo nos ayuda a comprender que la verdad acerca de la existencia y acción de los ángeles (buenos y malos) no constituyen el contenido central de la Palabra de Dios.En la Revelación, Dios habla en primer lugar 'a los hombres. y pasa con ellos el tiempo para invitarlos y admitirlos a la comunión con El', según leemos en la Cons. 'Dei Verbum' del Conc. Vaticano II (n.2). De este modo 'las profunda verdad, tanto de Dios como de la salvación de los hombres', es el contenido central de la Revelación que 'resplandece ' más plenamente en la persona de Cristo (Cfr. Dei Verbum 2).La verdad sobre los ángeles es, en cierto sentido, 'colateral', y, no obstante, inseparable de la Revelación central que es la existencia, la majestad y la gloria del Creador que brillan en toda la creación ('visible' e 'invisible') y en la acción salvífica de Dios en la historia del hombre. Los ángeles no son, criaturas de primer plano en la realidad de la Revelación, y, sin embargo, pertenecen a ella plenamente, tanto que en algunos momentos les vemos cumplir misiones fundamentales en nombre del mismo Dios.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">4. Todo esto que pertenece a la creación entra, según la Revelación, en el misterio de la Providencia Divina. Lo afirma de modo ejemplarmente conciso el Vaticano I, que hemos citado ya muchas veces: 'Todo lo creado Dios lo conserva y lo dirige con su Providencia extendiéndose de un confín al otro con fuerza y gobernando con bondad todas las cosas. "Todas las cosas están desnudas y manifiestas a sus ojos", hasta aquello que tendrá lugar por libre iniciativa de las criaturas'. La Providencia abraza, por tanto, también el mundo de los espíritus puros, que aun más plenamente que los hombres son seres racionales y libres. En la Sagrada Escritura encontramos preciosas indicaciones que les conciernen.Hay la revelación de un drama misterioso, pero real, que afectó a estas criaturas angélicas, sin que nada escapase a la eterna Sabiduría, la cual con fuerza (fortiter) y al mismo tiempo con bondad (suaviter) todo lo lleva al cumplimiento en el reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">5. Reconozcamos ante todo que la Providencia, como amorosa Sabiduría de Dios, se ha manifestado precisamente al crear seres puramente espirituales, por los cuales se expresa mejor la semejanza de Dios en ellos, que supera en mucho todo lo que ha sido creado en el mundo visible junto con el hombre, también él, imborrable imagen de Dios. Dios, que es Espíritu absolutamente perfecto, se refleja sobre todo en los seres espirituales que, por naturaleza, esto es, a causa de su espiritualidad, están mucho más cerca de El que las criaturas materiales y que constituyen casi el 'ambiente' más cercano al Creador.La Sagrada Escritura ofrece un testimonio bastante explícito de esta máxima cercanía a Dios de los ángeles, de los cuales habla, con lenguaje figurado, como del 'trono' de Dios, de sus 'ejércitos', de su 'cielo'. Ella ha inspirado la poesía y el arte de los siglos cristianos que nos presentan a los ángeles como la 'corte de Dios'.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>La caída de los ángeles malos (23.VII.86)</b></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">1. Proseguimos hoy nuestra catequesis sobre los ángeles, cuya existencia, querida por un acto del amor eterno de Dios, profesamos (.).En la perfección de su naturaleza espiritual, los ángeles están llamados desde el principio, en razón de su inteligencia, a conocer la verdad y a amar el bien que conocen en la verdad de modo mucho más pleno y perfecto que cuanto es posible al hombre. Este amor es el acto de una voluntad libre, por lo cual también para los ángeles la libertad significa posibilidad de hacer una elección en favor o en contra del Bien que ellos conocen, esto es, Dios mismo.Hay que repetir aquí lo que ya hemos recordado a su debido tiempo a propósito del hombre: creando a los seres libres, Dios quiere que en el mundo se realice aquel amor verdadero que sólo es posible sobre la base de la libertad. El quiso, pues, que la criatura, constituida a imagen y semejanza de su Creador, pudiera de la forma más plena posible, volverse semejante a El: Dios, que 'es amor'. Creando a los espíritus puros, como seres libres, Dios, en su Providencia, no podía no prever también la posibilidad del pecado de los ángeles. Pero precisamente porque la Providencia es eterna sabiduría que ama, Dios supo sacar de la historia de este pecado, incomparablemente más radical, en cuanto pecado de un espíritu puro, el definitivo bien de todo el cosmos creado</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">2. De hecho, como dice claramente la Revelación, el mundo de los espíritus puros aparece dividido en buenos y malos. Pues bien, esta división no se obró por la creación de Dios, sino en base a la propia libertad de la naturaleza espiritual de cada uno de ellos. Se realizó mediante la elección que para los seres puramente espirituales posee un carácter incomparablemente más radical que la del hombre y es irreversible, dado el grado de intuición y de penetración del bien, del que está dotada su inteligencia.A este respecto se debe decir también que los espíritus puros han sido sometidos a una prueba de Carácter moral. Fue una opción decisiva, concerniente ante todo a Dios mismo, un Dios conocido de modo más esencial y directo que lo que es posible al hombre, un Dios que había hecho a estos seres espirituales el don, antes que al hombre, de participar en su naturaleza divina.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">3. En el caso de los espíritus puros la elección decisiva concernía ante todo a Dios mismo, primero y sumo Bien, aceptado y rechazado de un modo más esencial y directo del que pueda acontecer en el radio de acción de la libre voluntad del hombre. Los espíritus puros tienen un conocimiento de Dios incomparablemente más perfecto que el hombre, porque con el poder de su inteligencia, no condicionada ni limitada por la mediación del conocimiento sensible, ven hasta el fondo la grandeza del Ser infinito, de la primera Verdad, del sumo Bien. A esta sublime capacidad de conocimiento de los espíritus puros Dios ofreció el misterio de su divinidad haciéndoles participes, mediante la gracia, de su infinita gloria.Precisamente en su condición de seres de naturaliza espiritual, había en su inteligencia la capacidad, el deseo de esta elevación sobrenatural a la que Dios les había llamado, para hacer de ellos, mucho antes que del hombre, 'partícipes de la naturaleza divina', partícipes de la vida íntima de Aquel que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, de Aquel que, en la comunión de las tres Divinas Personas, 'es Amor'.Dios había admitido a todos los espíritus puros, antes y en mayor grado que al hombre, a la eterna comunión de Amor</div><div style="text-align: justify;">.</div><div style="text-align: justify;">4. La opción realizada sobre la base de la verdad de Dios, conocida deforma superior dada la lucidez de sus inteligencias, ha dividido también el mundo de los espíritus puros en buenos y malos.Los buenos han elegido a Dios como Bien supremo y definitivo, conocido a la luz de la inteligencia iluminada por la Revelación. Haber escogido a Dios significa que se han vuelto a El con toda la fuerza interior de su libertad, fuerza que es amor. Dios se ha convertido en el objetivo total y definitivo de su existencia espiritual.Los otros, en cambio, han vuelto la espalda a Dios contra la verdad del conocimiento que señalaba en Él el Bien total y definitivo. Han hecho una elección contra la revelación del misterio de Dios, contra su gracia, que los hacía partícipes de la Trinidad y de la eterna amistad con Dios, en la comunión con El mediante el amor. Basándose en su libertad creada, han realizado una opción radical e irreversible, al igual que la de los ángeles buenos, pero diametralmente opuesta: en lugar de una aceptación de Dios, plena de amor, le han opuesto un rechazo inspirado por un falso sentido de autosuficiencia, de aversión y hasta de odio, que se ha convertido en rebelión.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">5. Cómo comprender esta oposición y rebelión a Dios en seres dotados de una inteligencia tan viva y enriquecidos con tanta luz? ¿Cuál puede ser el motivo de esta radical e irreversible opción contra Dios, de un odio tan profundo que puede aparecer como fruto de la locura?.Los Padres de la Iglesia y los teólogos no dudan en hablar de 'ceguera', producida por la supervaloración de la perfección del propio ser, impulsada hasta el punto develar la supremacía de Dios que exigía, en cambio, un acto de dócil y obediente sumisión. Todo esto parece expresado de modo conciso en las palabras '"No te servir !2, 20), que manifiestan el radical e irreversible rechazo de tomar parte en la edificación del reino de Dios en el mundo creado. 'Satanás', el espíritu rebelde, quiere su propio reino, no el de Dios, y se yergue como el primer 'adversario' del Creador, como opositor de la providencia, como antagonista de la amorosa sabiduría de Dios.De la rebelión y del pecado de Satanás, como también del pecado del hombre, debemos concluir acogiendo la sabia experiencia de la Escritura, que afirma: 'En el orgullo está la perdición' (Tob 4, 14).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>La misión de los ángeles (30.VII.86)</b></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">1. Según la Sagrada Escritura, los ángeles, en cuanto criaturas puramente espirituales, se presentan a la reflexión de nuestra mente como una especial realización de la 'imagen de Dios', Espíritu perfectísimo, como Jesús recuerda a la mujer samaritana con las palabras; 'Dios es espíritu' (Jn 4, 24).Los ángeles son, desde este punto de vista, las criaturas más cercanas al modelo divino. El nombre que la Sagrada Escritura les atribuye indica que lo que más cuenta en la Revelación es la verdad sobre las tareas de los ángeles respecto a los hombres: ángel (angelus) quiere decir, en efecto, 'mensajero'. El término hebreo 'malak' -mélk-, usado en el Antiguo Testamento, significa más propiamente 'delegado' o 'embajador'.Los ángeles, criaturas espirituales, tienen función de mediación y de ministerio en las relaciones entre Dios y los hombres. Bajo este aspecto la Carta a los Hebreos dirá que a Cristo se le ha dado un 'nombre', y por tanto un ministerio de mediación, muy superior al de los ángeles (Cfr. Heb 1, 4).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">2. El Antiguo Testamento subraya sobre todo la especial participación de los ángeles en la celebración de la gloria que el Creador recibe como tributo de alabanza por parte del mundo creado.Los Salmos de modo especial se hacen intérpretes de esa voz cuando proclaman, p.e.: 'Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo, todos sus ángeles.' (Sal 148, 1-2).De modo semejante en el Salmo 102: 'Bendecid a Yahvéh vosotros sus ángeles, que sois poderosos y cumplís sus órdenes, prontos a la voz de su palabra' (Sal 102, 20). Este último versículo del Salmo 102 indica que los ángeles toman parte, a su manera, en el gobierno de Dios sobre la creación, como 'poderosos ejecutores de sus órdenes' según el plan establecido por la Divina Providencia.A los ángeles está confiado en particular un cuidado y solicitud especiales por los hombres, en favor de los cuales presentan a Dios sus peticiones y oraciones, como nos recuerda, p.e., el Libro de Tobías (Cfr. especialmente Tob 3, 17 y 12, 12), mientras el Salmo 90 proclama: 'a sus ángeles ha dado órdenes. te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra'(Cfr. Sal 90, 1-12). Siguiendo el libro de Daniel, se puede afirmar que las funciones de los ángeles como embajadores del Dios vivo se extienden no sólo a cada uno de los hombres y a aquellos que tienen funciones especiales, sino también a enteras naciones (Dan 10, 13-21).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">3. El Nuevo Testamento puso de relieve las tareas de los ángeles respecto a la misión de Cristo como Mesías y, ante todo, con relación al misterio de la encarnación del Hijo de Dios, como constatamos en la narración de la anunciación del nacimiento de Juan Bautista (Cfr. Lc 1, 11), de Cristo mismo (Cfr. Lc 1, 26), en las explicaciones y disposiciones dadas a María y José (Cfr. Lc 1, 30-37; Mt 1, 20-21), en las indicaciones dadas a los pastores la noche del nacimiento del Señor (Cfr. Lc 2, 9-15), en la protección del recién nacido ante el peligro de la persecución de Herodes (Cfr. Mt 2, 13).Más adelante los Evangelios hablan de la presencia de los ángeles durante el ayuno de Jesús en el desierto a lo largo de 40 días (Cfr. Mt 4, 11) y durante la oración en Getsemaní (Cfr. Lc 22, 43). Después de la resurrección de Cristo será también un ángel, que se aparece en forma de un joven, quien dirá a las mujeres que habían acudido al sepulcro y estaban sorprendidas por el hecho de encontrarlo vacío: 'No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí. Pero id a decir a sus discípulos. '(Mc 16, 6-7). María Magdalena, que se ve privilegiada por una aparición personal de Jesús, ve también a dos ángeles (Jn 20, 12-17; cfr. también Lc 24, 4). Los ángeles 'se presentan' a los Apóstoles después de la desaparición de Cristo para decirles: 'Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo?. Ese Jesús que ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo' (Hech 1, 11).Son los ángeles de la vida, de la pasión y de la gloria de Cristo. Los ángeles de Aquel que, como escribe San Pedro, 'está a la diestra de Dios, después de haber ido al cielo, una vez sometidos a El ángeles, potestades y poderes' (1 Pe 3, 22).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">4. Si pasamos a la nueva venida de Cristo, es decir, a la 'parusía', hallamos que todos los sinópticos hacen notar que 'el Hijo del hombre. vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles' (así Mc 8, 38, Mt 16, 27 y 25, 31, en la descripción del juicio final; y Lc 9, 26; cfr. también San Pablo, 2 Tes 1, 7).Se puede, por tanto, decir que los ángeles, como espíritus puros, no sólo participan en el modo que les es propio de la santidad del mismo Dios, sino que en los momentos clave, rodean a Cristo y lo acompañan en el cumplimiento de su misión salvífica respecto a los hombres. De igual modo también toda la Tradición y el Magisterio ordinario de la Iglesia ha atribuido a lo largo de los siglos a los ángeles este carácter particular y esta función de ministerio mesiánico.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><b>Naturaleza de los ángeles (6.VIII.8)</b></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">1. En las últimas catequesis hemos visto cómo la Iglesia, iluminada por la luz que proviene de la Sagrada Escritura, ha profesado a lo largo de los siglos la verdad sobre la existencia de los ángeles como seres puramente espirituales, creados por Dios. Lo ha hecho desde el comienzo con el Símbolo niceno-constantinopolitano y lo ha confirmado en el Conc. Lateranense IV (1215), cuya formulación ha tomado el Conc. Vaticano I en el contexto de la doctrina sobre la creación: Dios 'creó de la nada juntamente al principio del tiempo, ambas clases de criaturas: las espirituales y las corporales, es decir, el mundo angélico y el mundo terrestre; y después, la criatura humana que, compuesta de espíritu y cuerpo, los abraza, en cierto modo, a los dos' (Cons. Dei Filius).O sea: Dios creó desde el principio ambas realidades: la espiritual y la corporal, el mundo terreno y el angélico. Todo lo que El creó juntamente('simuél') en orden a la creación del hombre, constituido de espíritu y de materia y colocado según la narración bíblica en el cuadro de un mundo ya establecido según sus leyes y ya medido por el tiempo ('deinde').</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">2. Juntamente con la existencia, le fe de la Iglesia reconoce ciertos rasgos distintivos de la naturaleza de los ángeles. Su realidad puramente espiritual implica ante todo su no materialidad y su inmortalidad. los ángeles no tienen 'cuerpo' (si bien en determinadas circunstancias se manifiestan bajo formas visibles a causa de su misión en favor de los hombres), y por tanto no están sometidos a la ley de la corruptibilidad que une todo el mundo material. Jesús mismo, refiriéndose a la condición angélica, dirá que en la vida futura los resucitados '(no) pueden morir y son semejantes a los ángeles' (Lc 20, 36).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">3. En cuanto criaturas de naturaleza espiritual los ángeles están dotados de inteligencia y de libre voluntad, como el hombre pero en grado superior a él, si bien siempre finito, por el límite que es inherente a todas las criaturas. Los ángeles son también seres personales y, en cuanto tales, son también ellos, 'imagen y semejanza' de Dios.La sagrada Escritura se refiere a los ángeles utilizando también apelativos no sólo personales (como los nombre propios de Rafael, Gabriel, Miguel), sino también 'colectivos' (como las calificaciones de: Serafines, Querubines, Tronos, Potestades, Dominaciones, Principados), así como realiza una distinción entre Ángeles y Arcángeles. Aun teniendo en cuenta el lenguaje analógico y representativo del texto sacro, podemos deducir que estos seres-personas, casi agrupados en sociedad, se subdividen en órdenes y grados, correspondientes a la medida de su perfección y a las tareas que se les confía. Los autores antiguos y la misma liturgia hablan de los coros angélicos (nueve, según Dionisio el Aeropagita).La teología, especialmente la patrística y medieval, no ha rechazado estas representaciones tratando en cambio de darles una explicación doctrinal y mística, pero sin atribuirles un valor absoluto. Santo Tomás ha preferido profundizar las investigaciones sobre la condición ontológica, sobre la actividad cognoscitiva y volitiva y sobre la elevación espiritual de estas criaturas puramente espirituales, tanto por su dignidad en la escala de los seres, como porque en ellos podía profundizar mejor las capacidades y actividades propias del espíritu en grado puro, sacando de ello no poca luz para iluminar los problemas de fondo que desde siempre agitan y estimulan el pensamiento humano: el conocimiento, el amor, la libertad, la docilidad a Dios, la consecución de su reino.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">4. El tema a que hemos aludido podrá parecer 'lejano' o 'menos vital' a la mentalidad del hombre moderno. Y sin embargo la Iglesia, proponiendo con franqueza toda la verdad sobre Dios creador incluso de los ángeles, cree prestar un gran servicio al hombre.El hombre tiene la convicción de que en Cristo, Hombre-Dios, en él (y no en los ángeles) es en quien se halla el centro de la Divina Revelación. Pues bien, el encuentro religioso con el mundo de los seres puramente espirituales se convierte en preciosa revelación de su ser no sólo como cuerpo, sino también espíritu, y de su pertenencia a un proyecto de salvación verdaderamente grande y eficaz dentro de una comunidad de seres personales que para el hombre y con el hombre sirven al designio providencial de Dios.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">5. Notamos que la Sagrada Escritura y la Tradición llaman propiamente ángeles a aquellos espíritus puros que en la prueba fundamental de libertad han elegido a Dios, su gloria y su reino. Ellos están unidos a Dios mediante el amor consumado que brota de la visión beatificante, cara a cara, de la Santísima Trinidad. Lo dice Jesús mismo: 'Sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos' (Mt 18, 10). Ese 'ver de continuo la faz del Padre' es la manifestación más alta de la adoración de Dios.Se puede decir que constituye esa 'liturgia celeste', realizada en nombre de todo el universo, a la cual se asocia incesantemente la liturgia terrena de la Iglesia, especialmente en sus momentos culminantes. Baste recordar aquí el acto con el que la Iglesia, cada día y cada hora, en el mundo entero, antes de dar comienzo a la plegaria eucarística en el corazón de la Santa Misa, se apela 'a los Ángeles y a los Arcángeles' para cantar la gloria de Dios tres veces santo, uniéndose así a aquellos primeros adoradores de Dios, en su culto y en el amoroso conocimiento del misterio inefable de su santidad.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">6. También según la Revelación, los ángeles, que participan en la vida de la Trinidad en la luz de la gloria, están también llamados a tener su parte en la historia de la salvación de los hombres, en los momentos establecidos por el designio de la Providencia Divina. 'No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio a favor de los que han de heredar la salud?', pregunta el autor de la Carta a los Hebreos (1, 14). Y esto cree y enseña la Iglesia, basándose en la Sagrada Escritura por la cual sabemos que la tarea de los ángeles buenos es la protección de los hombres y la solicitud por su salvación.Hallamos estas expresiones en diversos pasajes de la Sagrada Escritura, como por ejemplo en el Salmo 90, citado ya repetidas veces: 'Pues te encomendará a sus ángeles para que te guarde en todos tus caminos, y ellos te levantarán en sus palmas para que tus pies no tropiecen en las piedras' (90, 11-12). Jesús mismo, hablando de los niños y amonestando a no escandalizarlos, se apela a 'sus ángeles' (Mt 18, 10). Además, atribuye a los ángeles la función de testigos en el supremo juicio divino sobre la suerte del quien ha reconocido o renegado a Cristo: 'A quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios. El que me negare delante de los hombres, será negado ante los ángeles de Dios' (Lc 12, 8-9; cfr. Ap. 3,5). Estas palabras son significativas porque si los ángeles toman parte en el juicio de Dios, están interesados en la vida del hombre. Interés y participación que parecen recibir una acentuación en el discurso escatológico, en el que Jesús hace intervenir a los ángeles en la parusía, o sea, en la venida definitiva de Cristo al final de la historia (Cfr. Mt 24, 31; 25, 31. 41).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">7. Entre los libros del Nuevo Testamento, los Hechos de los Apóstoles nos hacen conocer especialmente algunos episodios que testimonian la solicitud de los ángeles por el hombre y su salvación. Así, cuando el ángel de Dios libera a los Apóstoles de la prisión (Cfr. Hech 5, 18-20), y ante todo a Pedro, que estaba amenazado de muerte por la mano de Herodes (Cfr. Hech 12, 5-10). O cuando guía la actividad de Pedro respecto al centurión Cornelio, el primer pagano convertido (Cfr. Hech 10, 3-8; 11, 12©13), y análogamente la actividad del diácono Felipe en el camino de Jerusalén a Gaza (Hech 8, 26-29).De estos pocos hechos citados a título de ejemplo, se comprende cómo en la conciencia de la Iglesia se ha podido formar la persuasión sobre el ministerio confiado a los ángeles en favor de los hombres. Por ello, la Iglesia confiesa su fe en los ángeles custodios, venerándolos en la liturgia con una fiesta especial, y recomendando el recurso a su protección con una oración frecuente, como en la invocación del 'Ángel de Dios'. Esta oración parece atesorar las bellas palabras de San Basilio: 'Todo fiel tiene junto a sí un ángel como tutor y pastor, para llevarlo a la vida' (Cfr. San Basilio, Adv. Eunomium, III, 1; véase también Santo Tomás, S.Th. I, q.11, a.3).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">8. Finalmente es oportuno notar que la Iglesia honra con culto litúrgico a tres figuras de ángeles, que en la Sagrada Escritura se les llama con un nombre.El primero es Miguel Arcángel (Cfr. Dan 10, 13.20; Ap 12, 7; Jdt. 9). Su nombre expresa sintéticamente la actitud esencial de los espíritus buenos: 'Mica-El' significa, en efecto: '¿quien como Dios?'. En este nombre se halla expresada, pues, la elección salvífica gracias a la cual los ángeles 'ven la faz del Padre' que está en los cielos.El segundo es Gabriel: figura vinculada sobre todo al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios (Cfr. Lc 1, 19. 26). Su nombre significa: 'Mi poder es Dios' o 'Poder de Dios', como para decir que en el culmen de la creación, la Encarnación es el signo supremo del Padre omnipotente.Finalmente el tercer arcángel se llama Rafael. "Rafa-El' significa: 'Dios cura', El se ha hecho conocer por la historia de Tobías en el antiguo Testamento (Cfr. Tob 12, 50. 20, etc.), tan significativa en el hecho de confiar a los ángeles los pequeños hijos de Dios, siempre necesitados de Custodia, cuidado y protección.Reflexionando bien se ve que cada una de estas tres figuras: Mica-El, Gabri-El, Rafa-El reflejan de modo particular la verdad contenida en la pregunta planteada por el autor de la Carta a los Hebreos: '¿No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio en favor de los que han de heredar la salvación?' (1, 14).</div><div style="text-align: justify;"><br />
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</div><div style="text-align: justify;"><b>El pecado y la acción de Satanás (13.VIII.86)</b></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">1. Continuando el tema de las precedentes catequesis dedicadas al artículo de fe referente a los ángeles, criaturas de Dios, vamos a explorar el misterio de la libertad que algunos de ellos utilizaron contra Dios y contra su plan de salvación respecto a los hombres.Como testimonia el Evangelista Lucas en el momento, en el que los discípulos se reunían de nuevo con el Maestro llenos de alegría por los frutos recogidos en sus primeras tareas misioneras, Jesús pronuncia una frase que hace pensar: 'veía yo a Satanás caer del cielo como un rayo' (Lc 10, 18).Con estas palabras el Señor afirma que el anuncio del reino de Dios es siempre una victoria sobre el diablo, pero al mismo tiempo revela también que la edificación del reino está continuamente expuesta a las insidias del espíritu del mal. Interesarse por esto, como tratamos de hacer con nuestra catequesis de hoy, quiere decir prepararse al estado de lucha que es propio de la vida de la Iglesia en este tiempo final de la historia de la salvación (como afirma el libro del Apocalipsis. Cfr. 12, 7). Por otra parte, esto ayuda a aclarar la recta fe de la Iglesia frente a aquellos que la alteran exagerando la importancia del diablo o de quienes niegan o minimizan su poder maligno.Las precedentes catequesis sobre los ángeles nos han preparado para comprender la verdad, que la Iglesia ha transmitido, sobre Satanás, es decir, sobre el ángel caído, el espíritu maligno, llamado también diablo o demonio.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">2. Esta 'caída', que presenta la forma de rechazo de Dios con el consiguiente estado de 'condena', consiste en la libre elección hecha por aquellos espíritus creados, los cuales radical y irrevocablemente han rechazado a Dios y su reino, usurpando sus derechos soberanos y tratando de trastornarla economía de la salvación y el ordenamiento mismo de toda la creación.Un reflejo de esta actitud se encuentra en las palabras del tentador a los progenitores: 'Seréis como Dios' o 'como dioses' (Cfr. Gen 3, 5). Así el espíritu maligno trata de transplantar en el hombre la actitud de rivalidad, de insubordinación a Dios y su oposición a Dios que ha venido a convertirse en la motivación de toda su existencia.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">3. En el Antiguo Testamento, la narración de la caída del hombre, recogida en el libro del Génesis, contiene una referencia a la actitud de antagonismo que Satanás quiere comunicar al hombre para inducirlo a la transgresión (Cfr. Gen 3, 5). También en el libro de Job (Cfr. Job 1, 11; 2,5.7), vemos que satanás trata de provocar la rebelión en el hombre que sufre. En el libro de la Sabiduría (Cfr. Sab 2, 24), satanás es presentado como el artífice de la muerte que entra en la historia del hombre juntamente con el pecado.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">4. La Iglesia, en el Conc. Lateranense IV (1215), enseña que el diablo (satanás) y los otros demonios 'han sido creados buenos por Dios pero se han hecho malos por su propia voluntad'. Efectivamente, leemos en la Carta de San Judas: . a los ángeles que no guardaron su principado y abandonaron su propio domicilio los reservó con vínculos eternos bajo las tinieblas para el juicio del gran día' (Jds 6). Así también en la segunda Carta de San Pedro se habla de 'ángeles que pecaron' y que Dios 'no perdonó. sino que, precipitados en el tártaro, los entregó a las cavernas tenebrosas, reservándolos para el juicio' (2, 4).Está claro que si Dios 'no perdonó' el pecado de los ángeles, lo hace para que ellos permanezcan en su pecado, porque están eternamente 'en las cadenas' de esa opción que han hecho al comienzo, rechazando a Dios, contra la verdad del bien supremo y definitivo que es Dios mismo. En este sentido escribe San Juan que: 'el diablo desde el principio peca' (1 Jn 3, 3). Y ' él es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él' (Jn 8, 44).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">5. Estos textos nos ayudan a comprender la naturaleza y la dimensión del pecado de satanás, consistente en el rechazo de la verdad sobre Dios, conocido a la luz de la inteligencia y de la revelación como Bien infinito, amor, y santidad subsistente.El pecado ha sido tanto más grande cuanto mayor era la perfección espiritual y la perspicacia cognoscitiva del entendimiento angélico, cuanto mayor era su libertad y su cercanía a Dios. Rechazando la verdad conocida sobre Dios con un acto de la libre voluntad, satanás se convierte en 'mentiroso cósmico' y 'padre de la mentira' (Jn 8, 44). Por esto vive la radical e irreversible negación de Dios y trata de imponer a la creación, a los otros seres creados a imagen de Dios, y en particular a los hombres, su trágica 'mentira sobre el Bien' que es Dios. En el libro del Génesis encontramos una descripción precisa de esa mentira y falsificación de la verdad sobre Dios, que satanás (bajo la forma de serpiente) intenta transmitir a los primeros representantes del género humano: Dios sería celoso de sus prerrogativas e impondría por ello limitaciones al hombre (Cfr. Gen 3, 5). Satanás invita al hombre a liberarse de la imposición de este juego, haciéndose 'como Dios'.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">6. En esta condición de mentira existencial satanás se convierte -según San Juan- también en homicida, es decir, destructor de la vida sobrenatural que Dios había injertado desde el comienzo en él y en las criaturas 'hechas a imagen de Dios': los otros espíritus puros y los hombres; satanás quiere destruir la vida según la verdad, la vida en la plenitud del bien, la vida sobrenatural de gracia y de amor. El autor del libro de la Sabiduría escribe:. por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen' (Sab 2, 24). En el Evangelio Jesucristo amonesta: . temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la gehena' (Mt 10,28).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">7. Como efecto del pecado de los progenitores, este ángel caído ha conquistado en cierta medida el dominio sobre el hombre.Esta es la doctrina constantemente confesada y anunciada por la Iglesia, y que el Concilio de Trento ha confirmado en el tratado sobre el pecado original (.): Dicha doctrina encuentra dramática expresión en la liturgia del bautismo, cuando se pide al catecúmeno que renuncie al demonio y a sus seducciones.Sobre este influjo en el hombre y en las disposiciones de su espíritu (y del cuerpo) encontramos varias indicaciones en la Sagrada Escritura, en las cuales satanás es llamado 'el príncipe de este mundo' (Cfr. Jn 12, 31; 14, 30;16, 11) e incluso 'el Dios del siglo' (2 Cor 4, 4). Encontramos muchos otros nombres que describen sus nefastas relaciones con el hombre: 'Belcebú' o 'Belial', 'espíritu inmundo', 'tentador', 'maligno' y finalmente 'anticristo' (1 Jn 4, 3). Se le compara a un 'león' (1 Pe 5, 8), a un 'dragón' (en el Apocalipsis) ya una 'serpiente' (Gen 3). Muy frecuentemente para nombrarlo se ha usado el nombre de 'diablo' del griego 'diaballein' -diaballein- (del cual 'diabolos'),que quiere decir: causar la destrucción, dividir, calumniar, engañar. Y a decir verdad, todo esto sucede desde el comienzo por obra del espíritu maligno que es presentado en la Sagrada Escritura como una persona, aunque se afirma que no está solo: 'somos muchos', gritaban los diablos a Jesús en la región de las gerasenos (Mc 5, 9); 'el diablo y sus ángeles', dice Jesús en la descripción del juicio final (Cfr. Mt 25, 41).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">8. Según la Sagrada Escritura, y especialmente el Nuevo Testamento, el dominio y el influjo de Satanás y de los demás espíritus malignos se extiende al mundo entero. Pensemos en la parábola de Cristo sobre el campo (que es el mundo), sobre la buena semilla y sobre la mala semilla que el diablo siembra en medio del grano tratando de arrancar de los corazones el bien que ha sido 'sembrado' en ellos (Cfr. Mt 13, 38-39). Pensemos en las numerosas exhortaciones a la vigilancia (Cfr. Mt 26, 41; 1 Pe 5, 8), a la oración y al ayuno (Cfr. Mt 17, 21). Pensemos en esta fuerte invitación del Señor: 'Esta especie (de demonios) no puede ser expulsada por ningún medio sino es por la oración' (Mc 9, 29).La acción de Satanás consiste ante todo en tentar a los hombres para el mal, influyendo sobre su imaginación y sobre las facultades superiores para poder situarlos en dirección contraria a la ley de Dios. Satanás pone a prueba incluso a Jesús (Cfr. Lc 4, 3-13) en la tentativa extrema de C contrastar las exigencias de la economía de la salvación tal como Dios le ha preordenado.No se excluye que en ciertos casos el espíritu maligno llegue incluso a ejercitar su influjo no sólo sobre las cosas materiales, sino también sobre el cuerpo del hombre, por lo que se habla de 'posesiones diabólicas' (Cfr. Mc 5,2-9). No resulta siempre fácil discernir lo que hay de preternatural en estos casos, ni la Iglesia condesciende o secunda fácilmente la tendencia a atribuir muchos hechos e intervenciones directas al demonio; pero en línea de principio no se puede negar que, en su afán de dañar y conducir al mal, Satanás pueda llegar a esta extrema manifestación de su superioridad.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">9. Debemos finalmente añadir que las impresionantes palabras del Apóstol Juan: 'El mundo todo está bajo el maligno' (1 Jn 5, 19), aluden también a la presencia de Satanás en la historia de la humanidad, una presencia que se hace más fuerte a medida que el hombre y la sociedad se alejan de Dios. El influjo del espíritu maligno puede 'ocultarse' de forma más profunda y eficaz: pasar inadvertido corresponde a sus 'intereses': La habilidad de Satanás en el mundo es la de inducir a los hombres a negar su existencia en nombre del racionalismo y de cualquier otro sistema de pensamiento que busca todas las escapatorias con tal de no admitir la obra del diablo.Sin embargo, no presupone la eliminación de la libre voluntad y de la responsabilidad del hombre y menos aún la frustración de la acción salvífica de Cristo. Se trata más bien de un conflicto entre las fuerzas oscuras del mal y las de la redención. Resultan elocuentes a este propósito las palabras que Jesús dirigió a Pedro al comienzo de la pasión: . Simón, Satanás os busca para ahecharos como trigo; pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe' (Lc 22,31).Comprendemos así por que Jesús en la plegaria que nos ha enseñado, el 'Padrenuestro', que es la plegaria del reino de Dios, termina casi bruscamente, a diferencia de tantas otras oraciones de su tiempo, recordándonos nuestra condición de expuestos a las insidias del Maligno.El cristiano, dirigiéndose al Padre con el espíritu de Jesús e invocando su reino, grita con la fuerza de la fe: no nos dejes caer en la tentación, líbranos del Mal, del Maligno. Haz, oh Señor, que no cedamos ante la infidelidad a la cual nos seduce aquel que ha sido infiel desde el principio.</div><div style="text-align: justify;"><br />
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</div><div style="text-align: justify;"><b>La acción de Satanás y la victoria de Cristo (20.VIII.86)</b></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">1. Nuestras catequesis sobre Dios, Creador de las cosas 'visibles e invisibles', nos ha llevado a iluminar y vigorizar nuestra fe por lo que respecta a la verdad sobre el maligno o Satanás, no ciertamente querido por Dios, sumo Amor y Santidad, cuya Providencia sapiente y fuerte sabe conducir nuestra existencia a la victoria sobre el príncipe de las tinieblas.Efectivamente, la fe de la Iglesia nos enseña que la potencia de Satanás no es infinita. El sólo es una criatura, potente en cuanto espíritu puro, pero siempre una criatura, con los límites de la criatura, subordinada al querer y al dominio de Dios. Si Satanás obra en el mundo por su odio a Dios y su reino, ello es permitido por la Divina Providencia que con potencia y bondad ('fortiter et suaviter') dirige la historia del hombre y del mundo. Si la acción de Satanás ciertamente causa muchos daños -de naturaleza espiritual- e indirectamente de naturaleza también física a los individuos y a la sociedad, él no puede, sin embargo, anular la finalidad definitiva a la que tienden el hombre y toda la creación, el bien. El no puede obstaculizar la edificación del reino de Dios en el cual se tendrá, al final, la plena actuación de la justicia y del amor del Padre hacia las criaturas eternamente 'predestinadas' en el Hijo-Verbo, Jesucristo. Más aún, podemos decir con San Pablo que la obra del maligno concurre para el bien y sirve para edificar la gloria de los 'elegidos' (Cfr. 2 Tim 2, 10).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">2. Así toda la historia de la humanidad se puede considerar en función de la salvación total, en la cual está inscrita la victoria de Cristo sobre 'el príncipe de este mundo' (Jn 12, 31; 14, 30; 16, 11). 'Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo servirás' (Lc 4, 8), dice terminantemente Cristo a Satanás.En un momento dramático de su ministerio, a quienes lo acusaban de manera descarada de expulsar los demonios porque estaba aliado de Belcebú, jefe de los demonios, Jesús responde aquellas palabras severas y confortantes a la vez :'Todo reino en sí dividido será desolado y toda ciudad o casa en sí dividida no subsistirá. Si Satanás arroja a Satanás, está dividido contra sí: ¿cómo, pues, subsistirá su reino?. Mas si yo arrojo a los demonios con el poder del espíritu de Dios, entonces es que ha llegado a vosotros el reino de Dios' (Mt 12, 25-26. 28). 'Cuando un hombre fuerte bien armado guarda su palacio, seguros están sus bienes; pero si llega uno más fuerte que él, le vencerá, le quitará las armas en que confiaba y repartirá sus despojos' (Lc 11, 21-22). Las palabras pronunciadas por Cristo a propósito del tentador encuentran su cumplimiento histórico en la cruz y en la resurrección del Redentor. Como leemos en la Carta a los Hebreos, Cristo se ha hecho partícipe de la humanidad hasta la cruz 'para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a aquellos que estaban toda la vida sujetos a servidumbre' (Heb 2, 14-15). Esta es la gran certeza de la fe cristiana: 'El príncipe de este mundo ya está juzgado' (Jn 16, 11); 'Y para esto apareció el Hijo de Dios, para destruir las obras del diablo' (1 Jn 3, 8), como nos atestigua San Juan. Así, pues, Cristo crucificado y resucitado se ha revelado como el 'más fuerte' que ha vencido 'al hombre fuerte', el diablo, y lo ha destronado.De la victoria de Cristo sobre el diablo participa la Iglesia: Cristo, en efecto, ha dado a sus discípulos el poder de arrojar los demonios (Cfr. Mt 10,1, y paral.; Mc 16, 17). La Iglesia ejercita tal poder victorioso mediante la fe en Cristo y la oración (Cfr. Mc 9, 29; Mt 17, 19 ss.), que en casos específicos puede asumir la forma de exorcismo.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">3. En esta fase histórica de la victoria de Cristo se inscribe el anuncio y el inicio de la victoria final, la parusía, la segunda y definitiva venida de Cristo al final de la historia, venida hacia la cual está proyectada la vida del cristiano. También si es verdad que la historia terrena continúa desarrollándose bajo el influjo de 'aquel espíritu que -como dice San Pablo- ahora actúa en los que son rebeldes' (Ef 2, 2), los creyentes saben que están llamados a luchar para el definitivo triunfo del bien: 'No es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires' (Ef 6, 12).</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">4. La lucha, a medida que se avecina el final, se hace en cierto sentido siempre más violenta, como pone de relieve especialmente el Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento (Cfr. Ap 12, 7-9). Pero precisamente este libro acentúa la certeza que nos es dada por toda la Revelación divina: es decir, que la lucha se concluirá con la definitiva victoria del bien. En aquella victoria, precontenida en el misterio pascual de Cristo, se cumplirá definitivamente el primer anuncio del Génesis, que con un término significativo es llamado proto-Evangelio, con el que Dios amonesta a la serpiente: 'Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer' (Gen 3, 15). En aquella fase definitiva, completando el misterio de su paterna Providencia, 'liberará del poder de las tinieblas' a aquellos que eternamente ha 'predestinado en Cristo' y les 'transferirá al reino de su Hijo predilecto' (Cfr. Col 1, 13-14). Entonces el Hijo someterá al Padre también el universo, para que 'sea Dios en todas las cosas' (1 Cor 15, 28).</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">5. Con ésta se concluyen las catequesis sobre Dios Creador de las 'cosas visibles e invisibles', unidas en nuestro planteamiento con la verdad sobre la Divina Providencia. Aparece claro a los ojos del creyente que el misterio del comienzo del mundo y de la historia se une indisolublemente con el misterio del final, en el cual la finalidad de todo lo creado llega a su cumplimiento. El Credo, que une así orgánicamente tantas verdades, es verdaderamente la catedral armoniosa de la fe.De manera progresiva y orgánica hemos podido admirar estupefactos el gran misterio de la inteligencia y del amor de Dios, en su acción creadora, hacia el cosmos, hacia el hombre, hacia el mundo de los espíritus puros. De tal acción hemos considerado la matriz trinitaria, su sapiente finalidad relacionada con la vida del hombre, verdadera 'imagen de Dios', a su vez llamado a volver a encontrar plenamente su dignidad en la contemplación de la gloria de Dios. Hemos recibido luz sobre uno de los máximos problemas que inquietan al hombre e invaden su búsqueda de la verdad: el problema del sufrimiento y del mal. En la raíz no está una decisión errada o mala de Dios, sino su opción, y en cierto modo su riesgo, de crearnos libres para tenernos como amigos. De la libertad ha nacido también el mal. Pero Dios no se rinde, y con su sabiduría transcendente, predestinándonos a ser sus hijos en Cristo, todo lo dirige con fortaleza y suavidad, para que el bien no sea vencido por el mal.</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-8737427543311987946.post-50422358572764154992011-04-23T10:49:00.000-07:002011-04-23T10:49:56.583-07:00¿Cómo se puede distinguir si una visión es un problema demoniaco o psiquiátrico?<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" i8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL7dSzb-9R5qJAGU7lxuU8JNguGwMZetqeEFcAwulwKXfDfWudYI6gJ3dB6_1GBKIKohKr0JLAc9ijdExIO-TJVnuYSnJ0i-FTUcTDC8Ee4ocZli17zMsAJ6Q2LKL6fDIjk9yeTwQn2W1k/s1600/teologicos.gif" /></a>El tiempo es el mejor medio para discernir si algo es un problema psiquiátrico o es acción del demonio. Si una visión, locución o algo que parece extraordinario es una enfermedad mental, se desarrollará inevitablemente. Las psicosis tienden a desarrollarse. No se quedan estancadas. Y el tiempo acaba desarrollándolas de manera tal que todo acaba quedando claro. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Pero cuando alguien viene refiriéndo un caso de visión y le piden a un teólogo que discierna, la mayor parte de las veces es absolutamente imposible. Pero al cabo de unos meses los casos más oscuros quedan claros. Y si se deja que la enfermedad siga su curso, al cabo de unos años queda claro el asunto hasta para los familiares más neófitos en esta materia. <br />
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Por poner un ejemplo, si un penitente desconocido se arrodilla en el confesonario y le dice al confesor que la Virgen le ha dicho de forma audible que le quiere y que sea buena. El sacerdote no puede saber si tiene a una persona que ha experimentado una alucinación o una locución. Probablemente ni el mejor teólogo del mundo lo podría saber. Pero si la confiesa durante un año, la cosa estará cada vez más clara, y aun en menos tiempo. Pues si la penitente está enferma paulatinamente irá desarrollando la enfermedad y dirá que la Virgen le revela más y más cosas, y éstas cada vez más peregrinas. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Y si se deja pasar cinco años más, al final lo normal es que la enfermedad quede patente no sólo al confesor, sino hasta a sus familiares pues el carácter absurdo e ilógico de las alucinaciones suele desarrollarse ya que se trata de una enfermedad. Y las patologías mentales conforme avanzan suelen desligarse cada vez más y más de las leyes de la lógica.</div>José Antonio Forteahttp://www.blogger.com/profile/10952671134214236130noreply@blogger.com